"Los siete años que pases aquí como residente de cirugía serán los mejores y los peores de tu vida."
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Eleanora Amedeo es la pasante de primer año más joven en adornar los pasillos del Seattle Grace. Demasiad...
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"¿Me estás engañando con Izzie Stevens?"
La pregunta quedó en el aire durante minutos. Alex se sentó lentamente, pero la pareja permaneció en silencio, ninguno quería hablar primero.
Finalmente, Alex se aclaró la garganta y se miró las manos, apretando la mandíbula.
"Nosotros nunca-" comenzó, pero se detuvo rápidamente. Cerró los ojos y gruñó, enojado consigo mismo por no saber cómo hablar de ello.
Sabía que esto pasaría, pero pensó que tardaría un poco más de tiempo hasta que sucediera. O tal vez pensó que sería él quien lo sacaría a relucir, la culpa era demasiado para él y tenía que decírselo. Pero eso no sucedió.
Claro, Alex se sintió culpable. Se sentía horrible, odiando la idea de lastimar a Eleanora. Pero no se sentía culpable por sus sentimientos, por cómo sabía que estaban equivocados. Y ese era el problema.
Amaba a Eleanora Amedeo, pero no la amaba lo suficiente como para sentirse culpable por lo que hizo. Solo para sentirse culpable la lastimaría.
"Nunca dormimos juntos." Finalmente continuó, sin mirarla. "Nunca dormimos juntos, nunca nos besamos, yo no..."
Eleanora lo miró, caminando hacia la cama para sentarse a su lado lentamente. "¿No me engañaste?" Su voz era temblorosa y Alex asintió. Él la miró y vio la esperanza en sus ojos, la esperanza de que pudieran hacer que funcionara, y seguir siendo felices como solían ser. Su voz era dura pero no cruel, sabiendo que tenía que hacerle entender.
"Pero yo quería."
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"Soy Alex. Estoy con Jeremy. Tú estás con el nazi, ¿verdad?"
"S-sí, estoy con el Dr. Bailey."
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Eleanora se sentó en el borde de la cama, tratando de mantener el mayor espacio posible entre ella y Alex. Estaba temblorosa y podía sentir la angustia llenar sus venas.
"¿Entonces es algo que hice?" Preguntó finalmente, con la voz rota. "¿No fui lo suficientemente buena?"
Alex negó con la cabeza y se volvió hacia ella, su voz segura. "No, no. Eleanora, eres perfecta, ¿de acuerdo? Eres la novia perfecta. No hiciste nada malo, fui todo yo."
"¡Entonces por qué!" Ella gritó, finalmente mirándolo. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, y agarró la tela de sus pantalones médicos hasta donde sus nudillos estaban blancos. "¿Por qué querías?"
Alex se quedó en silencio de nuevo, dejando que sus ojos bailaran por su rostro. "Yo no..." suspiró, concentrándose en sus manos mientras se giraba hacia adelante. "Realmente no lo sé."
