"Los siete años que pases aquí como residente de cirugía serán los mejores y los peores de tu vida."
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Eleanora Amedeo es la pasante de primer año más joven en adornar los pasillos del Seattle Grace. Demasiad...
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Eleanora tarareó para sí misma mientras hojeaba un gráfico, apoyando la mayor parte de su peso corporal en la estación de enfermeras. Una garganta se aclaró detrás de ella, y miró hacia arriba, su rostro se iluminó cuando vio a George.
Los dos no habían hablado mucho en días y eso la rompió. Después de que George confesó sus sentimientos y ella pasó tiempo con sus compañeros de cuarto, se aseguró de que Mark entrara a hurtadillas una vez que todos estuvieran dormidos y llorara por ello. Claro, ella sabía de manera realista que Mark podría querer matar a George, pero estaban en una relación seria, lo que significaba que él merecía saber lo que George le había dicho y él era a quien acudía cuando tenía una pelea con su mejor amigo.
Mark apenas había pasado por la puerta del dormitorio de Eleanora cuando ella se arrojó a sus brazos. Podía sentir su cuerpo temblando por los sollozos y entró en un modo de protección preocupado.
"Nora, muñeca, ¿qué pasa?" Su voz estaba preocupada, envolviendo a su novia en un fuerte abrazo. "¿Por qué estás llorando?"
Eleanora se aferró a la camisa de Mark, su voz temblorosa y saliendo en pequeños jadeos. "George... él... yo... ¡No puedo perder a George, Mark!"
Mark la hizo callar, acunando su cabeza contra su pecho mientras los mecía a ambos ligeramente hacia adelante y hacia atrás para tratar de calmarla. "¿Por qué vas a perder a O'Malley, nena?"
Eleanora vaciló por un momento, pero continuó hablando, su agarre en su camisa se apretó cuando las palabras salieron de su boca.
"É-él dijo que estaba enamorado de mí."
No hace falta decir que Mark no estaba encantado con la información que se le dio.
George se aclaró la garganta y luego le ofrece un papel. Eleanora frunció el ceño pero lo tomó y lo leyó.
Un grito ahogado sale de sus labios y se forma una sonrisa, sus ojos emocionados mirándolo. "¿Pasaste?"
George sonríe suavemente y asiente con la voz un poco temblorosa. "Pasé. Ya no soy un interno."
Eleanora deja la carta y se lanza hacia George, envolviéndolo en un fuerte abrazo. "¡Georgie, oh Dios mío, felicitaciones!"
George estuvo rígido por un minuto, pero lentamente la rodeó con sus brazos y la abrazó de vuelta. "No podría haberlo hecho sin tus tarjetas."
Eleanora se apartó un poco para mirarlo, su sonrisa se desvaneció lentamente cuando se dio cuenta de lo cerca que estaban. A ella no le importaba, por supuesto, pues en realidad no significaba nada. George había querido un poco de espacio, y ella simplemente fue y lo arruinó con un abrazo.
"Lo-lo siento, George. Yo no-"
"Está bien." Interrumpió, negando con la cabeza. "¿En realidad venía a verte para ver si querías ir a tomar algunas bebidas?" Ante el rostro ligeramente nervioso de Eleanora, George continuó rápidamente. "¡Con todos, quiero decir! Para celebrar que me convertí en residente. Serán todos."
