Capitulo 34

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—No siento nada por Snape.—mintió _______, no le gusta mentirle pero que le podía responder ella no sabía lo que sentía.

—¿Segura?.—cuestionó Lupin, no estaba convencido de la repuesta. _______, dio un gran suspiro.

—Sabes que no tienes derecho de cuestionarme.—respondió cruzándose de brazos.

En ese momento entró en razón, era verdad él ya no tenía ningún derecho de cuestionarla. Aunque aun la quiere y le da celos pensar en que le esta gustado otra persona.
Él sabe que ya no pueden estar juntos le haría mucho daño, por eso la termino para que buscara a alguien más y sabe que algún día encontrara a alguien que en verdad la haga feliz y le pueda brindar todo lo que merece. Tendrá que estar listo para ese día, pero aún no lo está.

—Tienes razón.—dijo Remusito.

—Si te lo digo es porque es la verdad, no es para excusarme.—volvió a mentir, si fue para excusarse.

—Lo se desde hace un año, no tengo el derecho de pedirte ninguna explicación.

—Aún me pregunto... ¿por qué terminamos?.

—Ya te dije que era por tu bien, yo no soy el indicado para ti.

—Acaso tú decidas por mí o quien te dijo que no eras el indicado para mi.

—Tu sabes de lo que hablo, no podré darte una familia, ni casarme contigo. Siempre has soñado con eso.

—Por ti los hubiera echo aún lado, me había enamorado tanto de ti, que sería capas de olvidarlos.

—No podía permitir que hicieras eso, sabes que jamás me lo perdonaría y si te dejé es para que buscaras a alguien que te pueda brindar eso. Verás que pronto llegara alguien que te ame.

—Remus, acaso amarte es un delito o ¿que? Por qué si vieras cuanto te ame alguna vez, tendría que haber pagado mi pena en Azkaban.—le dijo agarrando una piedra algo pequeña que había en el suelo.

—Después entenderás.

—Tienes razón después entenderé.—dijo aventando la piedra.—Mejor cambiemos de tema, sabes que te quiero y por nada del mundo mágico y muggle cambiaría esta amistad.—dijo volteándolo a ver con una sonrisa.

Un hombre en su forma animaga (que era un perro negro grande) andaba buscando algo para comer, cuando sintio como una piedra le pegaba. Empezó analizar la zona, para ver quién fue el idiota que lo golpeó, mínimo le daría un susto le había dolido, cerca de ahí no vio a nadie; lentamente fue subiendo la pequeña colina.
Apenas había avanzando un poco empezó a escuchar voces, con cautela fue acercándose más hasta que llegó a una buena distancia, se colocó detrás de un árbol y asomo su cabeza. Ahí estaba un hombre como de su edad, con cabello castaño, se le quedó observando, ocupó su vista perruna y enfocó el rostro del hombre tenía cicatrices y unos ojos color miel.

—Lunático.—pensó él animago con mucha felicidad en su interior.

¿Que estará haciendo aquí?, trabajará en el colegio, claro era lo más lógico Remus ya no tiene edad para ser estudiante, le dio alegria saber que su amigo estaba bien y que lo pudo encontrar.

Solo venía a proteger a Harry de esa estúpida rata traicionera, no permitiría que se lo entregara a su amo, era su ahijado tenia que cuidarlo. Pero jamás imagino llevarse la grata sorpresa de volver a ver a su viejo amigo. En ese momento quería ir hacia donde estaba él y abrazarlo cuanto lo habia echado de menos, lastima que no podía hacerlo, estaba seguro que Remus igual lo veía como un traidor y asesino.

𝐋𝐚 𝐬𝐨𝐦𝐛𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora