Capitulo 82

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🚫Escrito con mi celular y sin editar. Después que coma lo reviso. Xd

Detestaba los hospitales más que a su salón de clase. No entendía de dónde venía el desprecio a esos establecimientos, puede que sea algo que tienen desde que era un niño, o una explicación más simple, detesta todo. Severus sabía que la última hipótesis, era la más precisa, detesta todos los lugares, que no sean su casa, y aún más, si está aglomerado de personas. Estar en Hogwarts, que está lleno de mocosos hormonales y profesores, lo hacen detestar ese lugar, sin embargo se tiene que aguantar, no puede hacer nada por renunciar y todo gracias a una promesa que le hizo a Dumbledore..., si fuera por él, Hogwarts, sería el último lugar donde trabajaría o iría a pasar un tiempo, al igual que los hospitales. San Mungo está lleno de gente y para empeorar a esa gente, son personas enfermas, las personas en esas condiciones, se llegan a poner irritables. La hora, que lleva de estadía en San Mungo, le han provocado una estúpida jaqueca. Dos magos han llegado a gritar a la recepción, exigiendo atención. Severus hubiera mandado a esos magos lejos de su vista, no sin antes gritarles de igual forma, no comprende porque la sanadora encargada de la recepción con una gran paz, les habló a esas personas sin educación. Tiene más cosas para quejarse de San Mungo, por ejemplo, los magos que están lloriqueando de dolor en la sala de espera; comprende que les duela su herida o lo que les duela, pero si sufren, que lo hagan en silencio, no ven que otras personas, necesitan silencio para sufrir mentalmente. En resumen de su queja, detesta estar en San Mungo.

Solo una cosa lo ha obligado estar aquí y en verdad es muy importante, porque lo alejo de la comodidad de su silencioso hogar. Él estaba tan tranquilo, acostado en su suave cama, pensando en Potter. Sí, estaba a punto de tocarse con la imagen de ella, sin embargo, esta noche le estaba siendo más difícil excitarse, y todo se debía al coraje que traía. El enfado podía más que el deseo. Estaba maldiciendo a Potter, en vez de gozarla desnuda en su mente o imaginándose escuchar su vocecita seductora, que ocupa cuando están a solas. Lo que tenía en la mente, en esta ocasión, era la imagen del andrajoso de Lupin con ella, ¿Cómo puede seguir cayendo en los brazos de esa cosa mal vestida? A Potter le dice algo Lupin, y ya la tiene arrodillada a sus pies. Claramente, eso le molesta y lo pone celoso. Si fuera por él, la alejaría completamente de Lupin. Querer eso esta mal, porque sabe que, aunque lo quiera es imposible, Potter y Lupin, tienen que estar juntos por la criatura esa que lleva o llevaba adentro la mocosa desgraciada. Es imposible, simplemente no está listo, para aceptar a alguien así, sus inseguridades no se lo permiten. En vez de estar masturbandose, eso estaba debatiendo; dejar de un lado a Potter y que haga con su vida lo que quiera. Si ella quería intentarlo con él, tendría que venir a pedírselo, y al final, aceptar las normas que él mismo podría, para que estuvieran juntos. Ya era tiempo de que Potter comenzara a rogarle, él ya se ha humillado mucho por ella.

JAJAJAJAJAJAJA, que idiota fue.

La maldita mocosa, lo tiene mal, pero muy mal. Lo tiene a sus pies. Había dicho no acercarse más a ella, ignorarla, hasta que ella viniera a pedirle perdón. Duro solo unas horas con esa promesa, Dumbledore le informo lo que estaba pasando con _______, y no dudo ni un segundo en venir a un lugar que detesta solo para saber como estaba. Y hay una cosa peor, que lo hace saber que Potter es su perdición... tiene miedo. Nunca había sentido tanto miedo de perder a alguien, ni con Lily sintió esta cantidad de terror. No sabe cómo está Potter; Lupin no ha salido a informales nada, y por primera vez lo va a decir, ¡Quiere ver a Remus Lupin más que nunca!

—Mi cielo, deja de temblar.

Severus se volvió hacia a Charity, que se encontraba a su lado. ¿Acaba de llamarle mi cielo al francés?, o ¿todo fue parte de su imaginación? No, no lo fue. Lo estaba tratando de la manera más dulce posible, hasta le acariciada la espalda de manera reconfortante.

𝐋𝐚 𝐬𝐨𝐦𝐛𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora