Capitulo 78

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Sirius volando por los aires, era una cosa que solía divertirla cuando tenía la edad de 4 años. James, a propósito, solía lanzarlo por los aires, para quitarle el aburrimiento y hacerla reír. Es que ver como se golpeaba y hacía muecas de dolor. Provocaba que estallara en una inmensa carcajada retumbante en toda la sala en la cual estuviera, tanta era la diversión, que algunas cuantas lágrimas de felicidad, salían de sus ojos.

Era un encantador juego y podría decir que su favorito que tenia con Sirius Black.

Esos tiempos era sumamente divertidos y lindos. Sin embargo, ahora solo eran recuerdos, esos recuerdos que, por el momento estaba reviviendo.

En este instante podía partirse en una gran carcajada al ver a Sirius, volando por los aires, y chocando contra la pared de la sala de estar del Número Doce de Grimmauld Place. Su cara de terror y dolor, era algo que te hacían reír en segundos. No obstante, no era un buen momento para echarse a reír, y todo porque Remus John Lupin, no parecía, solo estar jugando con Sirius Volador. Remus parecía querer acabar con Black.

No entendía lo que pasaba, y, por qué el señor Lupin quería asesinar a su mejor amigo. No descarta la idea de que algo malo le haya hecho la princesita Sirius. Lo que no sabe es si eso que le hizo es algo muy fuerte o poco. Es que a veces, pelean por cosas con poca importancia. Remus, es una persona con una gran paciencia, sin embargo, Sirius, en ocasiones suele acabar con ella en un instante, y a veces, por cosas mínimas.

Que Sirius provoque que, a Remus, le ganas de matarlo. No quita que lo quiera mucho... digamos que su forma de quererse es muy extraña.

A veces piensa que, en vez de amigos, parecen pareja.

Mierda de hipogrifo

Este si era un problema que tendría que arreglar ella con ellos. Porque si los deja solos, Sirius acaba muerto antes de que pueda decir algo.

Remus parecía tan furioso. No media la fuerza con la cual le lanzaba los hechizos a Canuto. Lo había mandado a impactarse contra una de la mesilla que se encuentran en el lugar. Junto con él, se llevó el florero que acaban de sacar de unas cajas—estaba bonito—. El florero quedo hecho pedazos. Después del impacto, el pelinegro no se movió. Sino lo hubiera oído quejarse, pensaría que ya se encontraba junto con James.

Aquel impacto se había sobrepasado. La fuerza ejercida fue más que los anteriores. ¡Morgana! Sirius Black, tenía una gran cantidad de líquido rojo saliéndose de su nariz, al igual que en la comisura de su labio y saliendo de su cabeza.

—Hay que hablarlo, Lunático —rogó Sirius, permanecía tirado en el suelo—. Todo tiene una explicación —Se llevó la mano entre el labio y las fosas nasales, para limpiarse la sangre caliente. ¿Por qué a él le pasaba esto?

—¡¿Acaso sabes lo que sufrí por tu mentira?! —gritó Remus, exaltado, su cuerpo temblaba por la rabia, que se apoderaba de todos sus ejes. ¡Jodido amigo que tiene!

Era una pelea de ellos dos, ninguno, la metía a ella. Y, estaba bien, porque no entendía ni una pizca de lo que ocurría. Estaba fuera del chisme.

—Sé que fue difícil, Remus, pero déjame explicarte...

¡Pum! Sirius, estrellándose contra el muro. ¡Crack! Sus huesos quebrándose.

—Estamos bien —gimió Sirius, adolorido. Levanto su pulgar.

Ahí va de nuevo, Remus a atacar.

¿Dónde quedo su discurso de paz y redención?

En este momento a Remus le estaba valiendo las tres hectáreas de Hogwarts.

𝐋𝐚 𝐬𝐨𝐦𝐛𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora