Capítulo 26: Música para mis oídos

101 18 8
                                    

Las dos semanas pasaron volando

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Las dos semanas pasaron volando. Mis amigos ya no estaban y los extrañaba muchísimo, cosa que me tenía bastante triste. También faltaba poco para la primavera y ya mis alergias no me dejaban en paz. Iba caminando por cada rincón de la casa con los ojos llorosos, la nariz roja y pañuelitos descartables.

Así y todo, estaba dispuesta a pasarla increíble en el show de los amigos de Bautista a la noche. Paz y Javier me iban a acompañar. El pelirrojo me había dicho que podía invitar a quien quisiera y que a la banda le servía que hubiera más gente. No estaba segura si lo decía para que yo no estuviera sola sintiéndome incómoda porque él estaría rodeado de amigos o porque no quería que yo creyera que iba a ser una cita entre ambos. Por las dudas le pedí a mis amigos que vinieran conmigo, para ahorrarme la vergüenza en cualquiera de las dos situaciones.

De hecho, estaban abajo en la cocina con Delfina y Mateo, esperándome mientras mi hermano cocinaba. Y yo sí que los estaba haciendo esperar, aunque no a propósito. Es que no tenía idea que ponerme, estaba parada en el medio de mi habitación en ropa interior mirando toda la ropa que solía estar colgada en mi ropero, pero ahora adornaba el piso.

The Killers sonaba a todo volumen mientras apoyaba distintas prendas sobre mi cuerpo para probarme frente al espejo. Me quedé mirándome un rato, notando que mi cabello había crecido bastante, ahora caía hasta la altura de mis pechos, y se veía más brillante por la vuelta de los días más soleados, logrando que los destellos anaranjados destacaran. Mis grandes ojos castaños resplandecían con la ansiedad de volver a ver a Bautista, y algunas pecas habían vuelto a mi rostro. Me sentía linda y confiada, así que vestirme después de eso fue rápido.

Bajé luciendo una falda de jean de tiro alto sobre unas medias de red negras, una polera blanca con mangas largas y cuello tortuga y encima de la misma una remera negra de una banda, después de todo íbamos a ver un recital en vivo. Dejé mi pelo suelto y en los pies me decidí por unas zapatillas rojas.

—Hermosa, como siempre— mencionó Mateo haciéndome sonreír— No sé por qué tarda tanto en estar lista cada vez que sale si cualquier cosa que se ponga le queda bien.

Javier y Paz asintieron dándole la razón a mi hermano, y miré a la chica de pelo turquesa con los ojos entrecerrados.

—¿Cómo sabés vos? No nos vimos tantas veces— solté riendo.

—Bueno, en mi defensa cada vez que te vi estabas linda, y estos aros de cebolla que hizo tu hermano están muy ricos y no quiero que me los saque así que le voy a dar la razón en todo.

Maldito Mateo y su habilidad de ganarse a las personas a través de la comida, es verdad que cocina delicioso.

—Vamos, siéntense a comer que se enfría y en cualquier momento se van.

Mateo había preparado milanesas napolitanas, o sea con salsa de tomate, jamón y queso encima, y aros de cebolla. Pero no me serví de lo segundo, solo empecé a mordisquear la milanesa que estaba muy sabrosa.

Un año con Priscila | ✓Where stories live. Discover now