Capítulo 28: Halloween

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Un mes y medio había pasado desde que regresaron todos a Buenos Aires y con Gastón todo seguía igual

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Un mes y medio había pasado desde que regresaron todos a Buenos Aires y con Gastón todo seguía igual. Éramos buenos amigos y ya, y tal vez era para mejor de esta manera. Cada vez que sentía que nos acercábamos un poco más alguno de los dos terminaba retrocediendo tres casilleros. De mi parte era más que nada por miedo a haber llegado tarde y que ya no quisiera nada conmigo o pensara que no me lo tomaba en serio por haber cambiado de parecer. Por su parte asumo que tenía que ver con que ya lo había rechazado en el pasado así que debía estar seguro que mi opinión no había cambiado.

Todo se solucionaría si no fuera una cobarde y comprobara si todavía sentía cosas por mí. Lorena me aseguraba constantemente que era así y quería que lo volviera a conquistar, así que estábamos hace tres horas recorriendo casas de disfraces para, según ella, encontrar algo sexy para usar en la fiesta de Halloween que tendríamos en tres días en su casa y que Gastón no pudiera evitar acercarse a mí.

El único problema era que por más que me probara disfraz tras disfraz nada me gustaba. Pasé por todo, enfermera, ángel, diabla, superheroína, princesas, aunque no aptas para Disney, pero nada me terminaba de convencer porque la realidad era que el look de disfraz sexy no iba conmigo. No paraba de estirar la tela de los vestidos lo más abajo posible solo para que se volvieran a subir a los dos segundos y encima Lorena quería que me pusiera medias altas por encima de la rodilla.

—Esto no va a pasar, Lore, te lo digo desde ya.

—Pero si te quedan hermosos, Pri— protestó mi amiga.

—No es mi estilo, para nada.

—Vas a tener que conformarte con alguno de los disfraces de acá porque es la última tienda que nos faltaba y además quedan solo tres días para Halloween y no queda ningún traje interesante.

Recorrí el local con la mirada mientras hacía fuerza para respirar adentro de un corset apretadísimo que pertenecía a un disfraz de vampira y me dejaba las tetas por la garganta más o menos. 

En Argentina nadie festeja Halloween en realidad. Casi nadie decora sus casas ni salen los niños a pedir dulces, pero cualquier excusa nos viene bien a nosotros para festejar. Suelen haber muchas fiestas de disfraces o los bares y boliches organizan eventos donde hay que ir si o si vestidos y adornados o maquillados para entrar. Por ende, era consciente de que Lorena tenía razón, faltaba poco para le fecha y no quedaba ninguna opción cómoda y divertida.

Comencé a hurgar entre la gran cantidad de percheros que llenaban el segundo piso del local en el que estábamos que por cierto estaba bastante mal iluminado y olía un poco a naftalina.

—No, muy corto, muy grande, demasiado caluroso, horrible...— iba pasando las perchas hasta que me detuve en seco— ¡Éste! Lore, encontré mi disfraz— exclamé con una gran sonrisa. Lo descolgué y me giré para mostrárselo a mi mejor amiga.

—Es un chiste, ¿verdad? — cuestionó sin poder disimular la cara de desagrado.

—Mirá, viene con peluca y todo— me eché a reír a medida que la cara de la pelirroja se iba transformando.

Un año con Priscila | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora