Capítulo 12: Hacernos oír

114 21 0
                                    

—¿QUÉ? ¿ES BROMA? ¿GASTÓN?— Gritó Lorena como si no estuviéramos en la biblioteca del colegio rodeadas de otros alumnos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¿QUÉ? ¿ES BROMA? ¿GASTÓN?— Gritó Lorena como si no estuviéramos en la biblioteca del colegio rodeadas de otros alumnos. Me atravesé a toda velocidad por encima de la mesa tirando al piso todos los útiles que había en mi camino y le cubrí la boca con fuerza.

—¿Vos estás loca, cómo vas a gritar así? Por algo se los conté en voz baja, me vas a terminar matando de un infarto, Lorena— susurré con una gota de sudor cayendo por mi frente.

Les acababa de contar a Lorena y Tatiana todo lo que había ocurrido el fin de semana en Mar del Plata, incluyendo los besos y la noche en el hotel de él.

—¿Con lengua?— preguntó Tatiana con toda la naturalidad y calma del mundo, le tendría que contagiar un poco de esa paz a su novia.

—Sí, obvio que con lengua. Chicas, no entienden que bien que besa ese chico. Desde que volví pienso que quiero más— confesé cubriendo mi cara con mis manos.

—Tal vez es por la experiencia— lanzó Lorena con expresión seria. Su comentario me molestó demasiado y ambas se dieron cuenta. Sé que no éramos novios y por lo tanto no debía sentir celos y el me dejó claro que había estado con distintas chicas ya pero aún así mi amiga había estado fuera de lugar, fue innecesario.

—No le hagas caso, Pri. Seguramente está molesta porque sabe que ahora va a tener que tatuarse— dijo Tati fulminando a Lorena con la mirada, a ella también le había molestado lo que dijo— Estuve pensando y tengo una idea brillante, te podés tatuar un "Tatiana" en cursiva justo en el medio de una nalga, ¿Qué opinas?— agregó, bromeando para cortar el ambiente tenso entre mi amiga y yo.

Logró que Lorena riera y la empujara haciendo que casi cayera de la silla. La química que ambas compartían siempre me hacía sentir bien.

—No me pienso tatuar nada y menos tu nombre. Tenemos tiempo hasta que terminen las clases todavía.

—¿Cómo que no? Si soy el amor de tu vida— intentó hacerse la enojada en vano porque a los dos segundos se estaban besando.

—Holaaa, estoy acá todavía, no me dejen hablando sola—reclamé. Lorena me contestó levantando su dedo mayor sin despegar los labios de su novia. A ambas se les tiñeron las mejillas de rosa. No por vergüenza, ninguna de las dos sabía lo que era tener vergüenza y las envidiaba un poco por eso. Pero por el calor de la situación. De pronto se escuchó a alguien toser, haciendo que se separen rápidamente. Era Marta, la bibliotecaria, parada al lado de la mesa.

—Señoritas, amo el amor, pero por favor no en frente mío que después me meto en problemas yo. Para besarse vayan a encerrarse en algún baño— mencionó con un hilo de voz y siguió su camino.

—No molestes, vos estuviste a puros besos todo el fin de semana— recalcó Lore todavía acalorada.

—Bueno, ¿besa bien entonces? Eso es bueno.

Un año con Priscila | ✓Where stories live. Discover now