Capítulo 15: Las dos citas

133 21 10
                                    

Gastón me había mencionado, con mucha razón, que nunca habíamos tenido una cita real

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Gastón me había mencionado, con mucha razón, que nunca habíamos tenido una cita real.

Sí, habíamos estado caminando en la playa en Mar del Plata y luego habíamos comido en un restaurante carísimo pero ahí todavía ni siquiera estábamos saliendo.

La verdad era que desde que las cosas se habían puesto más reales nos veíamos solo en el colegio o en nuestras casas después de clases.

Mi novio se propuso cambiar eso y, según el, el sábado me iba a llevar a nuestra primera cita real pero a un lugar sorpresa. El lado bueno era que amo las sorpresas como ya había mencionado. Lo malo era que no tenía idea que ponerme pero como iba a ser de día opté por lo más cómodo, un jean claro gastado, un sweater grande y peludo color gris y el único par de borcegos que tenía.

Mientras terminaba de peinarme un poco escuché que tocaban bocina y me asomé por mi ventana. Su auto estaba en la puerta esperando y no pude evitar esbozar la sonrisa más grande del mundo. Me resultaba increíble como una persona me podía hacer sentir tantas cosas. Si pasaba demasiado tiempo con él se me iban a entumecer la mandíbula y los cachetes.

Bajé rápido las escaleras, besé a Mateo en la mejilla mientras todavía le colgaba la tostada de la boca y salí entusiasmada hacia el auto.

—Que linda estás hoy— dijo Gastón dejando un beso en mí frente.

—Me vestí así no más, ni siquiera se que vamos a hacer así que no estaba segura de que ponerme.

—Tu "así no más" me resulta perfecto siempre— contestó pasándome su celular. Asumí que para que pusiera música.

Siempre tenía las palabras justas para descolocarme. No sabía si tomármelo en serio o no. Nunca creí mucho de mí, me considero bastante normal, pero mirándolo a el sentía que se veía tan bien, su perfil era como para sacarle veinte fotos. Se podía notar como resaltaban sus labios gruesos que se hinchaban con mis besos, su nariz grande y recta complementaba tan bien su rostro, su cabello corto abajo pero largo y ondulado arriba que caía de manera rebelde y despreocupada en su frente, su ceño levemente fruncido por estar concentrado en el camino, su...

—¿Qué pasa? ¿Tengo algo en el pelo?— cuestionó con cara de preocupado mirándome de reojo.

—N-no, nada— solté de manera entrecortada por los nervios de haber sido atrapada devorándolo con los ojos.

Ahí me di cuenta que tal vez él tampoco creía mucho de sí mismo aunque tuviera con qué, y que tal vez me veía a mí pensando que era la octava maravilla del mundo. Porque así es la vida, nos cuesta ver lo bueno en nosotros pero al mirar a alguien que queremos nos abundan los halagos. Entonces decidí creerle todo lo bueno que me dijera a partir de ese momento. Si me veía como la octava maravilla del mundo yo iba a ser la octava, novena y décima todas juntas.

—¿A dónde me llevas?— le pregunté extrañada cuando ya íbamos como media hora de viaje. No sé me ocurría ninguna sorpresa que pudiera estar tan lejos.

Un año con Priscila | ✓Where stories live. Discover now