Capítulo 29: Nuevos comienzos

72 18 16
                                    

Pasar todas las materias no fue fácil

Oops! Această imagine nu respectă Ghidul de Conținut. Pentru a continua publicarea, te rugăm să înlături imaginea sau să încarci o altă imagine.

Pasar todas las materias no fue fácil. Nos juntábamos después de clases para estudiar para los exámenes finales casi todos los días. Íbamos turnando las casas, a veces a lo de Gastón, a veces en lo de Lorena, otras en la mía o en lo de Javier. Cada uno era bueno en alguna materia y nos íbamos enseñando entre todos.

Y bueno, también nos habíamos copiado en algún que otro examen, pero ¿qué importaba ya? El punto era que habíamos terminado, ¡habíamos terminado las malditas clases! Todavía no podía creer que eso fuera real.

Estábamos en el patio del colegio, listos para el acto de entrega de diplomas para los egresados. Nos obligaron a asistir con el uniforme impecable, las camisas abrochadas hasta el último botón, las medias bien en alto, las faldas planchadas, los chicos en corbata y pantalón largo. A decir verdad, nos estábamos sofocando al rayo del sol del mediodía. No se cruzaba ni una sola nube que tuviera piedad de nosotros y las gotas de sudor que resbalaban por nuestra frente. Faltaban pocos días para el inicio del verano y aun así parecía que había llegado hacía rato.

La gente no paraba de hablar, reír, gritar y tomar fotos. Los familiares de todos los egresados estaban presentes en la ceremonia. En mi caso, vinieron Mateo y Delfina, que se pidieron el día en el trabajo diciendo que no se hubieran perdido este momento por nada en el mundo. La mamá de Javier estaba sentada casi delante de todo, con sus tías y primos, no paraba de tomarle fotos a su hijo y lagrimeaba en cada toma, logrando gestos exasperados por parte de él. Paz no había ido porque ella estaba en su colegio pasando por lo mismo.

No me sorprendió saber que el padre de Gastón no asistiría y a él le parecía mejor así, por lo que no me preocupé. Sí habían asistido su hermano menor con dos de sus tíos. Cuando me los presentó la tía chilló entusiasmada y me estrujó entre sus brazos con una fuerza que no era lógica para su pequeñísimo tamaño, pero lo recibí con alegría.

A lo lejos vi al padre de Tatiana saludándose con el de Lorena. Al parecer el primero estaba comenzando a aceptar la relación de ambas, "pasitos de bebé" como dijo Tati.

El barullo se cortó cuando llamaron a todos los alumnos del último año a tomar asiento para luego ir llamándonos uno por uno a recibir nuestros diplomas. Cada uno iba subiendo a un escenario donde los directivos del colegio nos entregaban el papel y una medalla, además de subir los familiares para la típica foto.

No me esperaba ver a Mateo tan emocionado, y honestamente estaba logrando que yo también me pusiera sensible, cosa que había jurado que no pasaría. Cuando bajamos Delfina y mi hermano me abrazaron con tanto amor que lo sentí hasta en los huesos. Por supuesto que extrañaba a papá y mamá, pero esta era mi familia ahora y no podía tener más suerte de tenerlos al lado mío justo en ese instante.

—Estoy tan orgulloso de vos, pequeña— susurró Mateo dejando un beso en mi coronilla y acariciando mi espalda. Delfi por su parte me dejó toda su labial marcado en mi mejilla luego de un profundo beso. Pude notar los ojos de mi hermano cristalizándose.

Un año con Priscila | ✓Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum