Capítulo 27: ¿Destino o decisiones?

85 18 12
                                    


Agotada, así me sentía en el auto volviendo a casa

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Agotada, así me sentía en el auto volviendo a casa. Agotada y pensando lo peor de mí. Me sentía una mierda y en lo único que podía concentrarme era en llegar a mi cama e intentar hablar con Lorena. No tenía idea si me contestaría o no, seguro estaban en algún boliche de Bariloche bailando y tomando, pero al menos tenía que intentarlo, algo me decía que mi amiga era la única que me iba a poder hacer pensar en frío mi situación.

Aun así, intentaba disimular lo mejor posible, Paz y Javier seguían atrás y Bautista al lado mío manejando, no quería que ninguno supiera como me sentía, sobre todo el pelirrojo. Primero dejamos a los chicos y cuando llegamos a mi casa me despedí con un pequeño beso en sus labios y bajé diciéndole que seguiríamos hablando al otro día.

El tema era que había pasado una noche realmente increíble, al lado de Bautista me divertí, me reí, me sentí cuidada, pero cuando todo había terminado me di cuenta que tenía a otra persona en mi mente. ¿Qué estaba funcionando mal conmigo? Había un chico bueno mostrándose interesado en mí y mi cerebro no terminaba de aceptarlo.

Cuando me tiré en la cama le mandé un mensaje a Lore preguntando si la podía llamar y para mi suerte me respondió de inmediato. Por la cámara podía ver que estaba en la habitación del hotel, la oscuridad no me dejaba distinguir demasiado, pero me pareció ver a Tatiana durmiendo detrás de ella, por lo que habló bajito al atenderme.

—¿Por qué estás tan temprano en el hotel? Pensé que el viaje de egresados era pura joda. A menos que hayas vuelto para, ya sabés, hacer chanchadas.

Pffff, ojalá amiga. La boba de Tati tomó de más y tuve que traerla de nuevo al hotel. Vomitó todo, no te imaginas, parecía una escena de El exorcista. Limpié todo con una de mis remeras, decí que la amo porque el olor realmente era para salir corriendo— soltó acompañado de un suspiro. — Espero que tu noche haya sido mejor que la mía y vos sí hayas podido hacer chanchadas.

—Sí, hice...

—Entonces, ¿por qué esa cara? Se supone que los orgasmos te ponen feliz, a menos que no hayas llegado a tener, ¿el sexy pelirrojo terminó antes que vos?

—Sí tuve, basta. Dejá de hablar así dos segundos de tu vida, por favor. Mi problema es otro— sentencié comenzando a impacientarme, la verdad era que le daba vueltas al asunto porque no me animaba a decirlo en voz alta.

—Bueno, ¡decime que es de una vez! ¿Alguien te hizo algo? Porque no tengo problema en viajar para allá ahora mismo si tengo que cagar a trompadas a alguien.

—Nadie me hizo nada, la noche fue perfecta de hecho. Me divertí y la pasé bien. Y mientras lo hacíamos lo estaba disfrutando y me sentía segura, en confianza, además de que Bautista es bueno en esa área, aunque no tenga mucho con que compararlo— dudé un poco antes de seguir hablando— Es solo que me di cuenta cuando terminé que había estado pensando en otra persona.

Un año con Priscila | ✓Where stories live. Discover now