Capítulo 56: Amargos recuerdos

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Hoy era un día particularmente caluroso y no bastaba con solo tener el aire acondicionado, podría llegar a decir que incluso es algo insoportable. Por esa razón, Adam y yo decidimos salir a nadar un rato y así no morir de un golpe de calor.

Después de un par de horas ya estaba algo cansada así que me recosté boca abajo sobre una toalla y, con algo de suerte, poder broncear mi piel. Estaba casi adormecida cuando vi a Adam salir del mar como todo un galán de película. Caminó hasta mi dirección para tomar asiento a un lado mío.

-¿Quieres que te ponga bloqueador?- La mano de Adam se deslizó por mi espalda baja, casi rozando mi trasero.

-Será mejor que mantengas esas manos quietas- Le dirigí una mirada asesina- Mis piernas aún duelen por lo que pasó la última vez.

-¿En serio no quieres más de eso?- Acercó su mano a mi trasero para luego dirigirla en medio de mis muslos donde acariciaba de arriba a abajo.

-¡¿Q-qué crees qué haces?!- Me giré bruscamente impidiendo sus caricias. Adam solo rió en su lugar.

-Esta bien, nada de sexo hasta que te sientas mejor- Sonrió de lado con una expresión de burla en su rostro.

-Seguramente estás alegre de haberme dejado así- Fruncí mi ceño y giré mi rostro hacia otra dirección para mostrar mi indignación.

-Tal vez solo un poco- Sonrió como si fuera algún tipo de campeón y me dedico un guiño coqueto- Me gustó oír cuando gritabas por más- El calor subió a mis mejillas.

-No digas esas cosas en voz alta- Dije casi en un tono inaudible. Cuando me recuerdan eso es algo vergonzoso.

-Eres muy tierna cuando te sonrojas con mis comentarios- Sujeto delicadamente mi mentón y unió nuestros labios en un beso.

-Creo que nadaré unos minutos más- Se alejó de mi para luego regresar a paso lento hacia el mar.

Apoye mi pulgar sobre mis labios y los acaricié recordando el beso de hace algunos segundos, sonreí como una tonta enamorada cuando ese pensamiento llego a mi cabeza.

-¿Por qué tiene que ser tan lindo?- Dije para mi misma y cubrí mi rostro con ambas manos.

Esos pensamientos no duraron mucho tiempo ya que el tono de una llamada entrante al teléfono de Adam me hizo regresar a la realidad.

-¡Adam!, ¡tienes una llamada!- Grité desde mi lugar y sacudí la arena que aún tenía pegada a mi cuerpo.

Me apresuré a caminar hasta el interior de la casa mientras seguía el sonido del dispositivo. Era común que si Adam no tenía su celular cerca, yo era la responsable de encontrarlo y llevarlo hasta él.

No sonido me llevó hasta la mesa de centro de la sala de estar pero antes de que pudiera siquiera tomarlo entre mis manos, la mano de Adam fue más rápida. Me sorprendió su acción tan repentina...

Frunció ligeramente el ceño en cuanto sostuvo el dispositivo pero en cuanto miró la pantalla podría afirmar que se tranquilizó.

-Hola, Señor Jackson- Respondió la llamada y me dió la espalda para después caminar de regreso a la playa mientras su conversación seguía.

Me quede estática y no pude pensar en nada más que en su reacción de hace apenas unos segundos.

¿Me estará ocultando algo?

Mi Pequeño PecadoWhere stories live. Discover now