Capítulo 19: Aterrada

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Me mire por última vez en el espejo para asegurarme que todo estaba en orden y me dispuse a salir del baño. Al salir pude ver que Adam ya se había despojado de su saco.

-Sabía que te quedaría perfecto- Comenzó a acercarse hacia mi de manera lenta pero peligrosa- Desde que lo vi en la tienda no había duda que era hecho para ti- Me sujeto de la cintura un poco rudo, por lo que di un salto en mi lugar.

-Debe de ser raro ver a un hombre entrar a una tienda de lencería y comprar este conjunto- Dije burlona mientras él sonrió de lado.

-Creo que hemos hablado mucho- Unió nuestros labios en uno de sus típicos besos que te dejan sin aliento. Al separarnos solté un jadeo- Ve a la cama.

Me dirigí a aquella cama matrimonial y me senté en la orilla. Adam empezó desatando su corbata negra y a desabotonar su camisa blanca, dejándome ver su trabajo cuerpo al descubierto. Después, se acercó nuevamente a mi quedando ligeramente inclinado para verme a los ojos.

-Te juro que te follaria tan duro que no podrías moverte en una semana- Ahora yo tragué duro. Que hombre tan directo- Pero ahora no es el momento.

Se inclinó aún más dejándome boca arriba quedan él en ahorcajadas, pero nuestras miradas seguían intactas.

-Es hora de que aprendas como lo hago yo- Tome la iniciativa y lo tome del rostro para dar un beso, pero, retiró mis manos de su rostro y las posicionó sobre mi cabeza. Es algo extraño.

Adam descendió de mis labios a mi mandíbula y de mi clavícula a mi pechos, que aún estaban cubiertos con aquel sujetador, haciendo un camino de besos.

-Date la vuelta- Me ordenó y quede boca abajo. Dios, mi respiración estaba a mil por hora. Adam desabrochó mi sujetador y comenzó a dar caricias por mi espalda descubierta- Siéntate sobre tus pies.

 Adam desabrochó mi sujetador y comenzó a dar caricias por mi espalda descubierta- Siéntate sobre tus pies

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-¿Para qué?- No se si fue buena idea preguntar pero esto está siendo demasiado lento.

-Tú solo haz lo que te dijo- Rodee los ojos y obedecí su orden. Que mandón es.

Acarició mis hombros y se sentía bien...bajo lentamente la tiras del sujetador, retirándolo por completo. Me abrazó por detrás y logré sentir su respiración agitada en mi hombro derecho y como el calor de su pecho recorría toda mi espalda. Era una sensación que me sacaba un escalofrío y me hizo mojar un poco mis bragas.

-Ahora pequeña Marian- Susurró en mi oído- Quiero que regreses boca arriba- Me pareció algo raro pero de igual forma lo hice.

Ya estaba en esa posición pero Adam abrió un cajón de una comoda que estaba al lado de la cama y entonces de un momento a otro mis muñecas estaban empezando a ser atadas a la cabecera de la cama.

-¿Por qué las atas?- Pregunte el motivo por el cual hacia eso. No es algo que se vea todos los días.

-Ya te lo dije me gusta tener el control. Por tu bien no muevas tus brazos- Sin más descendió hasta mis bragas. Repartía beso sobre la tela que para ese punto ya estaba mojada. Era difícil tratar de no moverse pero tenía que hacerlo- Buena niña- Siguió con lo suyo mientras yo soltaba jadeos de la desesperación que me provocaba no...tocarlo.

Luego de unos minutos tomó las orillas de mis bragas y las retiro de mi cuerpo, quedando completamente desnuda.

-No es justo que sea la única sin ropa- Dije con voz baja ya que me hacia falta aire.

-Tienes razón pequeña- Retiró el resto de ropa sobrante, solo dejo sus bóxers blancos- Tienes un hermoso cuerpo y no me cansaré de decirlo.

Continuó con su tarea y solté un grito, que no se si era de dolor o de placer, cuando adentro a mi interior sus dedos de manera ruda.

-Adam...estas siendo muy rudo- Apreté mis ojos pero mis jadeos no dejaban de salir.

-¿Lo soy?- Preguntó burlón y adentró otro dedo., su movimiento fue cada vez más rápido hasta que solté un gemido agudo y bastante alto- Te corriste- Retiró sus dedos de mi interior.

Yo trataba de recuperar las fuerzas cuando observé que Adam se había desprendido de sus bóxers tirándolos en alguna parte de la habitación.

-Creo que no es justo que sólo tú sientas placer. Como lo puedes notar algo necesita atención- Dijo mirando su miembro que santo cielo, parece que era cada vez más grande.

-Pero dijiste que no...- Estaba algo asustada. Él me dijo que no haríamos nada de esto, yo no estaba lista. Y si lo hacía?

-Hicimos un acuerdo. No lo meteré- Abrió aún más mis piernas que parecían palitos si los comparabas con los brazos de Adam- ¿Confías en mi?

-Si señor Pierre- Sonreí y asentí. La verdad no estaba tan segura de lo que haría pero sabía que Adam era un hombre de palabra.

-Esa es mi pequeña- Restregó su miembro en mi entrada y por un momento pensé en decir un "solo hazlo", la exitación estaba nublando mi mente.

Pero no lo hizo, no lo metió, solo estaba restregándolo en mi vientre. Estaba tratando de asimilar el movimiento que haría en el "sexo común", solo que no habría penetración.

-¿Cómo se siente?- No quería admitirlo pero joder...se siente increíble. Si esto es genial no quiero ni imaginarme como será hacerlo con él adentro.

-Increíble...- Tal vez esa fue la motivación para Adam y sus movimientos de cadera se hicieron cada vez más rápidos.

No se cuanto tiempo paso pero para ese punto yo estaba exhausta. Mis muñecas ya empezaban a doler, tal vez quede una marca.

-Me voy a correr- Adam dio un gruñido muy masculino que me prendía más.

-Y-yo también- Rodee su cintura con mis piernas atrayéndolo más a mi.

-Pequeña...córrete conmigo- No hizo falta decirlo dos veces y volví a dar un gemido alto y agudo, segundos después Adam también se corrió.

Adam se hizo a un lado y desató mis brazos de la cabecera. Al estar libre gire a mi izquierda y respire hondo.

-¿Estás bien?- No podía pensar en otra cosa. La sensación en mi vientre aún seguía presente.

-Si. Solo estoy un poco cansada- Mis ojos comenzaban a pesar. Como algo natural gire a la dirección de Adam- Buenas noches señor Pierre.

-Buenas noches pequeña-Recibí un beso en mi coronilla y fui cubierta por lo que parecía ser la sábana.

Tenía mis ojos cerrados pero aún estaba consciente de lo que pasaba a mi alrededor. Escuché una puerta abrirse pero no le di mayor importancia.

Esta vez no fue como las anteriores, lo quería...quería enterrar mis uñas en su espalda o en lo que estuviera en mi camino. Trataba de mover mis brazos, me sentía algo impotente, me sentía vulnerable ante él. Sentía que yo no era dueña de mis propias acciones. Y eso me aterra.

Mi Pequeño PecadoWhere stories live. Discover now