Capítulo 36: Otra persona

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Ya habíamos terminado de degustar nuestros platillos, que por cierto todo estaba delicioso, pero nos quedamos más tiempo charlando en el restaurante mientras Adam terminaba de beber su cerveza.

-¿En serio hiciste eso?- Pregunté a modo de reafirmar lo que Adam acababa de decir. Seguía con una sonrisa en mis labios.

-Era un joven inexperto. Era la primera vez que conducía sin un adulto a mi lado- Ambos reímos.

-Eso no justifica que hallas chocado el auto de tu padre a UNA cuadra de tu casa- Podía apostar que mi cara estaba completamente roja, no podía parar de reír.

-Suena ridículo, lo sé. Y lo peor es que solo iba por combustible- Me tranquilicé sin dejar de sonreír y limpié unas pequeñas lágrimas que se encontraban alojadas en mis lagrimales.

Después de su grandiosa anécdota decidimos que era hora de regresar a nuestras respectivas actividades.

Terminamos de pagar la cuenta del restaurante, y por primera vez Adam me dejo pagar a mi sin ningún sermón. Creo que tuvo algo que ver el hecho de que tenía mi cartera lista incluso antes de que la mesera llegara, tendrá que acostumbrarse.

Nos levantamos de los asientos y nos dispusimos a salir de aquel establecimiento. Adam sujetó mi mano y entrelazó nuestros dedos. Era gracioso ver como su mano era más grande que la mía.

Estábamos caminado en el estacionamiento pero antes de subir al auto el sonido de una cámara fotografía por detrás de nosotros, hizo que ambos giráramos nuestra mirada a esa dirección. Era un maldito paparazzi.

Mire a Adam , estaba apretando su mandíbula y sus ojos desprendían fuego. Soltó mi mano repentinamente y dí un salto en mi lugar por la brusquedad de su acción.

Esto no va a acabar bien.

-Te pido de la manera más amable posible que me entregues esa cámara-Su voz autoritaria hizo que mis pelos se pusieran de punta.

-No lo haré hermano, o debería decir Señor Pierre- Movió sin descaro su cámara de lado a lado como si se sintiera superior por tener esas fotografías.

-Te doy tres segundos para que me entregues esas malditas fotografías- Su voz era más dura de lo normal, estaba realmente molesto.

-Adam tranquilízate no vale la pena- Traté que retrocediera un poco sujetándolo de su saco negro. Pero fue en vano ya que quitó mi mano con la mayor suavidad posible, por lo menos  en ese momento.

-Haz lo que tú novia dice- El chico de la cámara seguí sonriendo con su estúpida cara de superioridad. Sé que solo está haciendo su trabajo pero Dios, aveces son insoportables.

-Vámonos ya- Parecía que Adam en cualquier momento iba a explotar. Su pecho iba de arriba a abajo, estaba muy agitado pero no decía palabra alguna.

-Espera...tú eres Marian Portela, la ex modelo- Se carcajeó en mi rostro, un nudo se instaló en mi garganta- Oh por Dios, tengo la noticia del año.

-Cállate de una vez- Mis nervios aumentaron a cada paso que Adam daba. Se acercó a menos de un metro de aquel chico.

Por favor no hagas una locura.

-Un prestigioso hombre de negocios está saliendo con una chiquilla de instituto. Que gran escándalo- Miró su cámara sorprendido, como si se hubiera encontrado con un cofre con mucho dinero.

-¡Dije que te callarás de una puta vez!- Adam empujó al chico por los hombros haciendo que el contrario retrocediera bruscamente.

-¡¿Qué te pasa imbécil?!- Soltó su cámara y le devolvió el empujón a Adam.

-¡Ya basta!-Grité y me quedé paralizada con mis manos sobre mi boca cuando vi a Adam abalanzándose sobre el chico.

Adam golpeaba el rostro del contrario sin piedad alguna. El chico no correspondía a las agresiones pero su ya ensangrentada nariz hizo que reaccionara y me involucre en la pelea. Creo que ya se encontraba inconsciente para ese punto.

-¡Adam lo estás lastimando!- Me arrodille para por lo menos hacer entrar en razón a Adam
-¡Por favor para!- Sus ojos verdes, que en ese momentos eran casi negros, me miraron con confusión y luego con preocupación.

Adam se puso de pie lentamente y miró sus nudillos con restos de sangre.

-Marian vete de aquí- Su mirada se fijó en un punto muerte del suelo- ¡Toma un maldito taxi y ve a casa!- Me asuste por el tono de su voz. Soltó un suspiro- Hazlo por mi, ¿si?- Asentí con la cabeza aún no muy convencida.

Mis ojos ardían pero no les presté mucha atención.

Abrí la puerta del auto rápidamente y recogí mi mochila. Dí una última mirada hacia Adam y al parecer estaba llamando a alguien por su teléfono móvil. Seguí mi camino y saqué de igual forma mi teléfono y pedí un taxi, suerte había uno cerca.

Dí mi dirección y el camino se me hizo eterno, mi mirada se encontraba perdida mientras observaba las calles. Lo único que me preocupaba era Adam, nunca lo había visto actuar de esa manera y de cierta forma me asustaba la idea de imaginarlo perdiendo el control, ese no era el hombre que conozco, sus ojos desprendían una ira total. Como si fuera otra persona...

-Llegamos Señorita- La voz del amable taxista llamó mi atención. Ya había llegado a mi destino.

Pagué y salí del transporte. Entré a casa pero al parecer no se encontraban mis Padres, es claro que no pueden pasar todo el día conmigo, ya es mucho el esfuerzo que han hecho por mi estás últimas semanas.

Subí a mi habitación no sin antes saludar a Nana, le dije que no se preocupara por la comida. Obviamente no se notaba muy segura de mis palabras pero entendió que no tenía ganas de hablar, tal vez mi rostro lo delataba.

Tiré mi mochila en algún lugar de la habitación y me recosté en mi cama. Junte mis rodillas con mi pecho y solo me dediqué a mirar por a través de mi ventana. Mis sentimientos comenzaron a apoderarse de mi mente.

¿Qué pasará si ese chico presenta cargos por la agresión? Estaría en todo su derecho de hacerlo pero Adam no es un hombre de escándalos, esto podría manchar su imagen con sus socios o incluso con mi Padre. No quiero que se meta en problemas por mi culpa. Ambos sabíamos que había peligro de salir en público pero luego de varias salidas creíamos que nadie prestaba atención a lo nuestro.

Suena estúpido pero la diferencia de edad dejó de importamos a ambos desde hace mucho tiempo. Siendo honesta a mi no me importaría meter las manos al fuego por Adam, no es como si fuera un enfermo que me obliga a salir con él. Pero tal vez para la mayoría de las personas si sea un problema nuestra diferencia de edad.

¿Cómo es que una simple salida se complicó tanto?

De mis ojos cayeron unas cuantas lágrimas, las cuales limpiaba lentamente.

Mi Pequeño PecadoWhere stories live. Discover now