Capítulo 47: Jugar sucio

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Cerré la puerta lentamente y abrí mis ojos como platos al ver la sala completamente mojada, además habían varias botellas de cerveza regadas en prácticamente toda la casa.

-Adrián estará furioso- Dije para mi misma a la vez que me comencé a caminar hasta el baño más cercano.

Dentro de este me dispuse a tomar un relajante baño. Al terminar mi ducha enrollé mi cuerpo en una toalla, con mi mano limpié el espejo del lavamanos que se encontraba empañado por el humo de agua caliente de hace unos minutos atrás, tenía unas ojeras bastante sutiles pero aún visible si ponías atención. Seque el resto de mi cuerpo, cepille mi cabello y me vestí.

Salí de nuevo a la sala solo para encontrarme con Zaida en su fase zombie.

-Buenos días- Saludó pero aún sin siquiera poder abrir los ojos completamente.

-Fue una buena noche- Respondí riendo. Al verla más de cerca pude notar que vestía una camiseta de Adrián.

Lo que sea que haya pasado anoche de seguro fue algo épico. Por lo menos para ellos dos.

-¿Qué tal estuvo tu noche?- Sonreí pícara. Mi curiosidad fue mayor, pero diablos necesito saber qué pasó entre ellos dos.

-Y-yo- Que se haya sonrojado solo aclara mis sospechas- Voy al baño- Salió corriendo y se encerró en el baño.

(...)

Había pasado el resto de la mañana limpiando nuestro desastre y no fue para nada lo que esperaba para estas vacaciones. Pero en fin, todos lo demás seguían durmiendo y mi TOC no me permitía seguir viendo ese asqueroso desastre.

La melodía de una llamada entrante proveniente de mi bolsillo, hizo que apartara mi atención de mis papas fritas.

-Hola- No me tomé la necesidad de ver el nombre del contacto ya que sabía perfectamente quien era.

-Hola linda- Sonreí al escucharlo llamarme así- ¿Cómo estuvo tu primera noche en la playa?- Mordí mi labio mientras pensaba en que decir.

-Fue divertida- Miré por unos segundos todas las botellas de cerveza que se encontraban en una gran caja de cartón.

-Espero que no mucha diversión.

-Tranquilo hombre celoso- Hice un puchero inconscientemente.

-No estoy muy tranquilo pensando que el niño rizos de oro está contigo mientras yo solo te escucho por la línea telefónica- Ellos dos van a seguir odiándose por el resto de sus vidas.

-Tranquilo bebé, solo somos amigos-En mi defensa, lo de anoche solo fue una pijamada inocente.

¿Bebé? ¿Desde cuándo uso esos cursis apodos?

-Solo me gusta asegurar lo que me pertenece- ¿Cómo?...

-Yo no soy de nadie- Dije en tono de regaño. Levanté mis cejas como si él pudiera verme a través de la llamada- Me parece que ya no estamos para esas frases a día de hoy- No soy un objeto el cual puedes decir que es tu propiedad.

-Okey lo siento, no debí decir eso. ¿Qué te parece si salimos hoy? Para compensar mi error- Pensé que jamás me lo pediría.

-Mmmm- Hice un sonido como si lo estuviera pensando demasiado- Esta bien, solo porque tú me lo pides.

-Que bueno que aceptas- Escuché su risa- Deberías de salir de casa e irnos de una vez- Por instinto miré la puerta principal y sonreí al pensar que todo este tiempo estuvo afuera.

-Salgo enseguida- Terminé la llamada para después tomar mi bolso con todas mis cosas dentro.

-¿Vas a salir?- Por fin el dueño de la casa había despertado. Su pelo estaba hecho un desastre, no es muy buen niñero después de todo.

-Regresaré tarde- Antes de salir me miré en el espejo decorativo para confirmar que todo estaba bien- ¡Adiós!- Sin decir nada más salí con una sonrisa de oreja a oreja. En seguida vi el auto de Adam estacionado al otro lado de la calle.

Corrí hasta el auto pero cuando estaba a punto de llegar Adam salió de este con su sexy sonrisa de lado. Me sorprendí al verlo con ropa casual, vestía una playera blanca, un par de short de denim y unos tenis Adidas blancas. Luego de siempre verlo con un traje negro y aburridas corbatas es verdad que se ve igual de imponente que siempre.

¿Hay cosa que a este hombre no le quede bien?

-Hola de nuevo- Retiró sus lentes de sol de sus ojos, dejando apreciarlos en su máximo esplendor.

-Hola- Me acerque a él para ponerme de puntillas y así darle un beso en su mejilla-¿Nos vamos?- Me aleje nuevamente para después entrar al auto.

(...)

-Última oportunidad- Dije ya algo enojada mientras limpiaba unas pequeñas gotas de sudor de mi frente.

-Llevas diciendo eso desde hace tres partidas atrás- Adam sonreía victorioso pero yo seguía con mi ceño fruncido.

Que presumido.

Estábamos jugando tenis en casa de Adam y no importa que sea mi chico, mi competidora interior se hizo presente en cuanto empezó el juego.

-Quién gane esta partida ganará el juego- Gritó desde el otro lado de la cancha de tenis.

Estaba lista en mi posición cuando Adam lanzó la pelota con su raqueta. Su fuerza al lanzar la debo a sus fuertes y masculinos brazos, su playera blanca solo deja ver su cuerpo a la perfección, parece que Dios si tiene preferencias...

-Estoy ganando- Su tono arrogante sacó de mi mente todos esos impuros pensamientos sobre él arrinconándomela contra la pared mientras me besaba.

Este juego no esta siendo justo, su sola presencia me esta distrayendo. Un momento...

-¡Esto aún no acaba!- Haré de este juego un poco más equitativo. Sonreí con picardía de tan solo pensar en ello.

Incline mi cuerpo hacia el piso para recoger la pelota de tenis. Aunque estaba de espaldas podía sentir la mirada penetrante de Adam en mi trasero. Reboté la pelota en el piso una y otra vez para luego atraparla con mi mano, levanté mi raqueta y lancé la pelota con la mayor fuerza posible.

Después de eso el juego iba bastante parejo y le era más difícil a Adam no pasar su mirada por todo mi cuerpo. Pero mis esfuerzos resultaron inútiles ya que aún así perdí el juego, pero no la guerra.

Ambos caminamos hasta la red de tenis y al estar lo suficientemente cerca juntamos nuestra manos.

-Buen juego- Dijo Adam mientras movíamos nuestras manos de arriba a abajo. Las gotas de sudor en su frente solo me hacían desearlo aún más.

-Lo mismo digo- Separamos nuestras manos. La mirada de Adam hacía que mi cuerpo ardiera de calor, mordí mi labio inferior por instinto- Creo que es hora de recibir tu premio- Me di la vuelta y levanté mi falda un par centímetros arriba con ayuda de la red.

No me importó perder ya que ahora ambos podemos ser ganadores.

-Eso es jugar sucio pequeña- Susurró en mi oído, su voz ronca me hizo erizar cada parte de mi cuerpo- Y eso amerita un castigo- Dió una mordida en el lóbulo de mi oreja. Cuando lo dice de esa forma hace que mis piernas fallen, mi respiración se acelero cuando comenzó a besar mi cuello.

Mi Pequeño PecadoWhere stories live. Discover now