Capítulo 43: ¡Lindo corazón!

2.3K 135 4
                                    

El sonido del tono de llamada ha hecho que abriera los ojos, ya era de día. Con dificultad encontré mi teléfono y la autora de la llamada era Ximena.

-¿Hola?- Mi voz estaba algo ronca.

-Buenas tardes a ti también- Su voz hacía retumbar mi cabeza. Como duele.

-Lo siento. Estoy muy cansada y apenas puedo mantener mis ojos abiertos- Restregué mis ojos con mi mano.

-Solo quería avisarte que tú Madre llamó pero le dije que estabas tomando un baño y que luego la llamarías.

-Eres un amor- Di un bostezo- Ahora la llamó, gracias.

-Okey. ¡Chao!

-Chao...

En cuanto terminó la llamada note que vestía una camisa blanca y unas braguitas que juraba que había perdido, pero al parecer solo estaban en casa de Adam. Me levanté de la cama y como siempre desperté sola en la habitación. Sentí un pinchazo en mi corazón. Creía que compartir cama ya no suponía un problema para él.

Me dirigí al baño para limpiar mi cara así como mis dientes. Salí de la habitación ahora que me veía más decente y me dispuse a encontrar a Adam. No lo encontré en su habitación así que camine hasta su oficina y ahí está estaba él, sentado frente a su laptop . Parecía muy concentrado, tanto así que no notó mi entrada.

-Hola- Dije en voz baja y de inmediato Adam elevó su mirada hasta chocar con la mía.

-¿Cómo dormiste?- Sonrió con dulzura y me escaneó de arriba a abajo. Este hombre es tan perfecto.

-Bastante bien a decir verdad- Me acerque hasta su escritorio. Su escritorio estaba repleto de papeles y carpetas a su máximo de capacidad.

-¿Y tú?- Me sonroje y esperé su respuesta. La verdad es que ambos la pasamos muy bien pero quiero saber su opinión después de tanto tiempo de abstinencia.

-Después de traerte a casa dormí solo tres horas como un tronco- Suspiró para después estirar sus brazos.

-Espera, ¿no pasó nada?- Me miró sin comprender lo que estaba diciendo-No puede ser, incluso me dejaste un chupetón en mi muslo- Levanté la camisa para ver mejor mis piernas, no había ningún chupetón. No puede ser, fue solo un sueño...

-¿Tuviste un sueño erótico conmigo?- Adam soltó una carcajada. Mi cara comenzaba a arde. ¿Por qué ríe tanto? Es muy normal en cualquier humano.

-¡Oye! Como si tu nunca hubieras tenido alguno- Lo mire seria y crucé mis brazos. Él limpió una lágrima de risa y luego se levantó de su asiento hasta estar frente a mi.

-Tienes razón, los he tenido- Se acercó aún más hasta que nuestros cuerpos quedaron a pocos centímetros- ¿Quieres saber quién estaba en ellos?- Susurró en mi oído con su sexy voz ronca. Mi piel se erizo al instante. Su aliento sobre mi piel me hacía estremecer.

-Tengo una idea- Mi respiración era más irregular. Sus manos subieron desde mis muslos hasta mi cintura, atrayéndome a él con un agarre firme.

-Deberíamos hacer realidad ese sueño tuyo- Adam se arrodilló a la altura de mi zona íntima- Apóyate en mis hombros- No entendí a que venía eso pero lo hice sin dudarlo mucho.

Acto seguido Adam comenzó a repartir besos sobre la tela de las braguitas, esto distrajo por completo mi dolor de cabeza. Con su mano izquierda acarició mis muslo y levantó mi pierna un poco. Sus besos se concentraron en mi muslo hasta que sentí una pequeña mordida que hizo que soltara un gemido de dolor y placer, había hecho un chupetón.

-Arreglado- Adam se levantó y acarició mi mejilla, pero el sonido de mi estómago interrumpió el momento.

Lo miré sonrojada, aunque tenía ganas de más me contuve ya que estaba muriendo de hambre.

-Abajó está Frida. Ella estará encantada de prepararte lo que quieras de comer- Acarició mi cabello o luego dió un beso corto. Es mejor así para que él se concentre en su trabajo.

-Me cambiare y comeré algo- Después de otro beso caminé hasta la puesta pero antes de salir levanté la camisa para así dejar ver mi trasero.

-¡Lindo corazón!- Gritó Adam a mis espalda y cerré la puerta de golpe. Había olvidado que estás malditas bragas tienes estampado. Maldición...

(...)

-¿Qué tal estuvo la comida Señorita Marian?- Limpié mi boca con la servilleta de tela cuando la tierna voz de Frida llamó mi atención.

-Estuvo deliciosa Frida, muchas gracias- Me levanté de mi asiento para disponerme a poner los cubiertos sucios en el lava vajillas.

-No te preocupes por esto querida. Yo lo hago- Antes que pudiera hacer algo sus manos tomaron los cubiertos.

-Gracias- Acostumbro a ayudar cuando estoy en una casa ajena a la mía. Simple educación que mis Padres me enseñaron.

-Toma esto y se sentirás mejor- Su sonrisa era muy tierna, como si fuera una abuelita, aunque aún esa un poco joven. Tal vez tenga unos 50 años. Puso frente a mi una aspirina junto con un vaso de agua.

Hice lo que me dijo y unos dos minutos después me preguntó algo inesperado.

-Cuéntame. ¿Cómo conociste al Señor Pierre?- Casi me atraganto con el agua que bebía.

-Él y mi Padre trabajan juntos. Son buenos amigos- Sonreí tratando de ocultar los datos más...personales.

-Entiendo. Los buenos amigos se encuentran en los lugares de trabajo- Seguí bebiendo mi agua lo más rápido posible. Si seguía preguntando podría terminar contando algo que no debería- Y , ¿Qué edad tienes?- Lo que temía- Pregunto porque la última vez que te vi vestías un uniforme de ¿instituto?- Carajo. Agache de inmediato mi mirada.

Tragué duro mientras pensaba en que demonios decir. No sé si debería contarle la verdad o mentir....

-Señorita Marian- Subí mi mirada y me sorprendió su expresión neutra. Pensé que me vería con desaprobación o algo peor- No la estoy juzgando, solo quiero saber más de usted- Atrapó mis manos con las suyas- Es solo que me alegra ver al Señor Adam tan alegre. Desde que me contó que salía con una chica lo noté diferente. Antes todo su mundo era su trabajo, día y noche encerrado en su oficina, no había día que descansara. Y luego llegaste tú, por fin pudo encontrar un espacio para el amor- Suspiró-Nunca lo había visto tan alegre desde...- Antes de que terminara de hablar, Adam apareció detrás mío dándome un abrazó.

-Deberías tener este día libre Frida. Hace semanas no tomas uno, te vendría bien visitar a tu hijo.

-Se lo agradezco Señor Adam- Frida solo asintió- Fue un gusto hablar contigo Señorita Marian- Sonrío amablemente.

Tengo curiosidad de saber que fue lo que Frida tenía que decir. Tal vez sea algo importante.

Mi Pequeño PecadoHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin