DÍA 148: No me sueltes

16.4K 685 134
                                    

ALBA POV

En cuanto cuelgo el teléfono salgo de la habitación en busca de Natalia para ponerle al día de los planes que acaban de surgir, sonriendo solo de imaginarme la alegría que se va a llevar después de haberse pasado toda la semana sin hacer otra cosa que quejarse del calor.

Avanzo por el pasillo hasta el salón y allí me la encuentro, tirada bocabajo sin cuidado en el sofá, exactamente en la misma posición en la que la he dejado cuando hemos terminado de desayunar y yo me he ido al cuarto.

– Nat, ¿qué haces? – pregunto despreocupadamente mientras me acerco.

– Derretirme.

Su simple respuesta me provoca la risa por la gracia que me hace verla hablar con la mejilla aplastada contra el asiento del sofá, casi sin mover los labios para responder, sin fuerzas ni para dedicarme una sonrisa. Me acerco del todo y me tumbo sobre su cuerpo sabiendo que le va a molestar el calor extra que le voy a dar al juntar nuestra piel, pero llevo fastidiándola toda la semana y es demasiado divertido como para resistirme.

– ¿Tienes calor, bombón? – la vacilo.

– Alba, si te extinguieras ahora mismo de la faz de la tierra, me alegraría.

Suelto una carcajada por lo exagerada que es, no lo puedo evitar, lo dice tan seria que no puedo ni hacerme la ofendida. Me coloco mejor sobre su cuerpo para aumentar la superficie de piel que tenemos en contacto, aprovechando que está vestida solo con un pantalón enano y un top más diminuto todavía para huir del calor, porque yo llevo la misma poca ropa. Le dejo un beso sobre su hombro desnudo antes de responder.

– Eso es no es verdad, Nat, me quieres demasiado.

– Vale, era mentira, no quiero que te extingas, pero tampoco me importaría que te quitaras de encima.

– Vaya... – me inclino a besarle la nuca – y yo que pensaba que tenerme encima era tu postura favorita – susurro antes de morderle la oreja.

– Albi, hace 87 grados ahora mismo y solo son las diez y media de la mañana, no necesito que me pongas más caliente – se queja al ver por dónde están empezando a ir mis besos, aunque yo no tengo ninguna intención de seguir.

– ¿Te pongo caliente, Nat?

– A estas alturas ya deberías saberlo, así que échale el freno a esos besos.

– Qué pena, con lo que me apetecía quitarte la ropa y comerte entera. Tendré que conformarme con aceptar el plan que ha propuesto María e ir a pasar el día a la piscina de casa de sus padres...

Levanta el torso del sofá apoyándose sobre sus manos y casi tirándome a mí en el proceso, y me vuelvo a reír de la cara que pone, con los ojos tan abiertos que parece que está loca.

– ¿Has dicho piscina?

– Eso he dicho, sí.

– ¿Y yo puedo ir? – se gira como puede conmigo aún encima y cambia el gesto por una cara de pena que hace pensar que me está pidiendo que le perdone la vida. – Por favor Alba, dime que puedo ir.

Natalia haciendo un puchero es mi debilidad absoluta, así que dejo de hacer el tonto y le agarro de las mejillas para que no deje de mirarme y poder disfrutar un poco más del brillo de su mirada.

– Pues claro que puedes venir, boba.

– ¿Seguro? ¿Se lo has preguntado a María?

– No ha hecho falta, directamente nos ha invitado a las dos.

– Vale, es que tampoco me quiero acoplar a todos tus planes solo por ser tu novia.

– Créeme que María te invitaría a ti antes que a mí, así que no te preocupes por eso. Además, se viene Julia también.

CuarentenaWhere stories live. Discover now