DÍA 25: Profe Natalia

20.4K 655 130
                                    

ALBA POV

Por suerte, para contrarrestar la paliza de cardio que nos dimos ayer durante el entrenamiento, hoy elegimos sin discutir una mucho más tranquila. Tanto es así, que prácticamente ni nos cansamos y por culpa de eso decidimos ser personas responsables y dedicar la mañana a limpiar la casa de arriba abajo.

Al final acabamos con el mismo cansancio que si hubiéramos repetido la clase de ayer, así que después de pasar una mañana de lo más aburrida limpiando, después de comer me voy a mi cuarto a echarme una siestecita.

En realidad la mañana tampoco ha sido tan mala, he de reconocer que con las tonterías de Natalia cualquier cosa se pasa de manera más amena, y si a eso le sumas pasar un buen rato escuchando música a tope por la casa mientras cantamos a gritos por encima, pues tampoco se lleva tan mal lo de limpiar.

Cuando me despierto de la siesta y me desperezo, dudo si Natalia seguirá dormida o se habrá levantado ya. Voy a su habitación para comprobarlo y preguntarle si quiere hacer algo y, viendo que la puerta está medio abierta, entro sin llamar. Cuando doy un par de pasos hacia dentro, la veo de pie en mitad del cuarto con su espalda desnuda y no me da tiempo a procesar que no lleva camiseta antes de que ella se gire hacia mí al oírme entrar.

– ¡Uy! – mi reacción como acto reflejo es darme la vuelta. – Perdón, perdón.

Oigo una risita a mi espalda y siento cómo Natalia se acerca a mí.

– A ver Alba, yo agradezco que me des mi intimidad, pero tampoco hace falta ponerse así, ¿no? – me agarra del hombro para hacerme girar sobre mí misma y quedar frente a ella, que sigue en el mismo estado. – Esto no es nada nuevo.

No hay manera de evitar que mi vista baje por su torso lentamente mientras encierro mi labio inferior entre mis dientes. No me acostumbro a ver este cuerpazo. Cuando levanto la mirada a sus ojos veo que me observa con una sonrisa divertida y yo carraspeo, notando el calor acumulándose en mis mejillas.

– Ya, bueno, igualmente debería haber llamado. Lo siento.

– Te perdono – responde sin perder la sonrisa, con la camiseta aún en la mano.

Al ver que no tiene intención de ponérsela, yo doy un paso hacia atrás intentando ganar un poco de espacio para no tener sus pechos tan cerca de mi cara.

– Yo venía a decirte que si querías hacer algo, pero no sé si es buena idea pedirte proposiciones de entretenimiento mientras estés así.

– A mí me parece una buenísima idea – vuelve a reducir el paso de distancia que yo había dado y continúa acercándose, haciendo que yo me mueva hacia atrás hasta chocar con la pared, y pegando su cuerpo por completo al mío. – Lo malo es que ahora no puedo, tengo que hacer una cosa.

– Cabrona pues no me hagas esto – protesto luchando por no llevar las manos a su abdomen y empezar algo que al parecer no va a tener tiempo de acabar.

– ¿A qué te refieres? – se hace la tonta.

– A nada – le quito de golpe la camiseta que aún tiene en la mano y se la pongo de mala manera, dejando sus brazos encerrados dentro. Ella mira hacia abajo y sonríe al verse así.

– Me gusta más cuando me la quitas.

– Así te estás quietecita.

– ¿Crees que necesito las manos? – susurra pegando sus labios a mi oreja y empezando a jugar con ellos por esa zona. Yo me agarro a su cintura por inercia en el momento en el que baja besando mi cuello. – Me las apaño muy bien con la boca.

Para demostrarlo empieza a pasar su lengua por la línea de mi mandíbula y a torturarme con ella cuando la pasa por todos los lunares de mi cuello.

CuarentenaDär berättelser lever. Upptäck nu