DÍA 2689: Hoy y siempre

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MARINA POV

Recorro los pasillos del hotel hasta que llego a los ascensores del otro lado y me subo en uno para llegar a la primera planta. Mientras bajo, miro el móvil para leer el mensaje que estaba esperando.

*Santi L*

Elena y yo acabamos de salir de la habitación

está atacada, sé buena con ella

*yo*

con mi Lacunza favorita?

siempre

*Santi L*

qué falsa, cómo que tu favorita??

no te entretengas mucho que mis padres van a bajar ahora

aunque ya les he avisado de que te ibas a pasar

*yo*

son 5 min no te preocupes

te veo en un rato

guárdame un baile cuñi

El ascensor se vuelve a abrir y salgo en la planta donde está la habitación en la que se está preparando Natalia. Santi ha dejado la puerta entreabierta para que pueda pasar sin llamar, así que la empujo con cuidado de no hacer ruido y cierro despacio a mi espalda.

Sonrío al verla mirándose en el espejo y estirándose la camisa con nerviosismo, tan concentrada que ni aunque hubiera dado un portazo se hubiera enterado de mi presencia. Me apoyo con el hombro en la pared y me cruzo de brazos conteniéndome la risa por lo mona que se ve intentando abrocharse el último botón con movimientos torpes.

Cuando lo consigue, levanta la cabeza de nuevo para mirarse en el espejo y vuelve a pasar sus manos por la camisa para quitar las inexistentes arrugas. Antes de que se me escape la risa, decido hacerme notar.

– Estás tremenda, morena.

Natalia da un saltito en el sitio y se gira hacia mí con cara de susto, aunque en seguida sonríe al verme.

– ¡Marina! Qué susto me has dado. ¿Qué haces aquí?

Me separo de la pared y me acerco a ella sonriendo al darme cuenta de que tiene exactamente la misma expresión de felicidad y nervios que tenía mi hermana cuando he salido de su habitación.

– He venido a ver qué tal estaba mi cuñada casi oficial, pero ya veo que estupendamente.

Ella asiente con energía y después baja la vista para fijarse en mi vestido.

– Estás preciosa.

– Gracias, tú estás increíble.

– Te lo digo de verdad, a vosotras os tienen que estudiar. No es normal lo de vuestros genes.

– Oye, a ver si le voy a tener que decir a mi hermana que estás ligando con otras chicas el día de tu boda – bromeo y ella me mira como si hubiera dicho algo completamente absurdo.

– Seré muy tonta, Marina, pero no tanto como para dejar escapar a la mejor persona del mundo. Ni siquiera por ti, por muy bien que me caigas – añade siguiéndome la broma.

– Qué pasa, ¿no hay hueco en tu corazoncito para una Reche más?

– No sé, pregúntale a tu hermana, que es quien lo tiene.

CuarentenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora