DÍA 6: Chin-chin

10K 570 98
                                    

NATALIA POV

Me despierto con el sonido de la alarma, pero lo apago y me vuelvo a acomodar en la cama para apurar esos cinco minutos más que me encantan. Antes de que suene de nuevo la segunda y definitiva alarma, oigo ruidos en el salón. Me extraña que Alba se haya levantado antes que yo porque normalmente ya llevo un rato esperando cuando aparece con su chándal tres tallas más grandes y su cara de sueño, con ese aspecto de niña pequeña que no quiere ir al cole.

Sin esperar más, me levanto y empiezo a vestirme, motivada por la curiosidad. Me pongo mis shorts y una camiseta ancha que remango para que no me dé tanto calor, y una vez estoy lista, cojo el móvil, la botella de agua, y salgo hacia el salón.

Al llegar veo a Alba de rodillas en el hueco que queda entre la mesita y el sofá, levantando los cojines, los respaldos y hasta los asientos de este, y revolviéndolo todo. Entonces lo entiendo: está buscando el ratoncillo. Jodida Alba, sí que se lo ha tomado en serio, pienso con una sonrisa.

Me fijo entonces en lo que lleva puesto, o mejor dicho en lo que no. ¿Dónde está el chándal tres tallas más grandes? El pequeño top deportivo que lleva deja una gran cantidad de espalda a la vista, tanto por arriba como por debajo de él, y la recorro con mis ojos, recreándome en todos los lunares que la adornan, y viendo cómo se le marcan ligeramente los músculos cuando hace movimientos para volver a colocar el sofá.

Estoy a punto de hacer un comentario para que note mi presencia y obligarme a mí misma a dejar de mirarla, cuando de golpe se agacha y se pone a buscar debajo del sofá. Mi mandíbula se desencaja en el instante en el que mis ojos bajan a su culo. Madre mía el culazo que tiene la Reche. Me doy cuenta de que inconscientemente me he empezado a morder el labio, así que paro de hacerlo y aparto la vista. No me gusta sentirme una babosa. Sin embargo, mis ojos no están muy de acuerdo y como un imán, vuelven a mirarla mientras ella sigue buscando por debajo del sofá sin éxito. Uff Alba, pienso mientras otros tantos pensamientos poco apropiados pasan por mi mente. Bueno pues podemos empezar con el deporte, que yo ya he calentado.

Alba se incorpora para quedar de nuevo sentada de rodillas en el suelo y su bufido de frustración de me saca de mis pensamientos, lo que hace que me apoye de lado en el marco de la puerta y la mire divertida.

– ¿Se te ha perdido un pendiente?

Ella da un respingo asustada porque no me ha oído llegar, tan concentrada como estaba. Gira su cuerpo hacia mí y me señala con el dedo como si yo fuera la culpable de todos sus males.

– Lo pienso encontrar – suelto una carcajada al ver que ni siquiera me sigue la broma.

– No deberías estar tan frustrada, todavía es muy pronto – digo acercándome y ella se levanta mientras coloca el último cojín que quedaba por ahí. – Anda vamos a empezar.

Apartamos la mesa entre las dos y ponemos el vídeo de la clase de hoy en la tele. Reconozco que me ha costado un poquito más que estos dos días atrás concentrarme completamente en los ejercicios, pero es que el abdomen descubierto de Alba puede ser bastante distractor. Por alguna razón la clase de hoy se me pasa más rápido de lo normal.

– Oye, – me dice cuando estamos desayunando – dúchate tú primero si quieres, que yo hoy voy a tardar bastante más en el baño. Tengo un ratoncillo que buscar.

Yo me río mientras asiento de acuerdo, y voy hacia el baño pensando que ahí tampoco lo va encontrar. Cuando ya se ha duchado y por fin se cansa de buscar, se asoma a mi habitación para avisarme que va a bajar a tirar la basura.

Un rato más tarde, estoy de relax en la terraza, porque después de fumarme un cigarro me he quedado hablando un rato con Julia, que había salido a hacer tiempo mientras esperaba que Gonzalo se duchara para seguir con la serie que están viendo.

CuarentenaWhere stories live. Discover now