DÍA 32: Por un beso

19.7K 723 218
                                    

NATALIA POV

Suena la primera de las dos alarmas que puse anoche para despertarme a la hora en la que solemos hacer deporte, y solo me hacen falta un par de segundos para despejarme y recordar la frase en la que estaba pensando ayer en bucle hasta que me quedé dormida: acuérdate del reto, no la toques.

Tenía miedo de no acordarme al despertarme y sin querer cagarla al darle los buenos días o algo así y perder el reto de la manera más tonta e inocente. Como cuando te pasas el día pensando que al día siguiente es el cumple de un amigo y sabes que tienes que felicitarle, pero luego cuando llega ni siquiera se te pasa por la cabeza. Pues algo así temía que pasara, así que primer objetivo del día conseguido.

Prefiero pensar en ir poco a poco porque tengo la sensación de que hoy se me va a pasar el tiempo muy lento. Me doy cuenta de lo exagerado que suena el hecho de que me resulte difícil pasar un día sin tener ningún tipo de contacto físico con Alba teniendo en cuenta que hasta hace poco más de un mes llevaba 21 años haciéndolo. Pero ahora sabes lo que es, eso es lo que lo hace difícil.

Resoplo aún tumbada sobre la cama cuando suena la segunda alarma que había programado y decido levantarme para no quedarme dormida, no vaya a ser que le dé por venir a despertarme porque entonces sí que la liamos.

Cuando me visto, salgo hacia la cocina para preparar algo ligero de desayunar y mientras espero a que se levante Alba busco algún vídeo que nos sirva para la clase de hoy. Nada de ejercicios en pareja, nada de ejercicios que nos hagan sudar mucho y nada de ejercicios en los que haya que ponerse en posturas comprometidas.

Justo cuando me decido por una que parece ajustarse a mis necesidades, aparece una somnolienta Alba por la puerta con sus habituales ojitos llenos de sueño y vestida con una camiseta extra larga de esas que me dejan con la duda de si llevará o no pantalones debajo. Vamos a hacer deporte, seguro que lleva, pienso con tranquilidad.

Al acercarse a mí, hace el esfuerzo por abrir del todo los ojos y me sonríe mientras da los últimos pasos que nos separan, extendiendo los brazos hacia mí con intención de rodear mi cintura.

– Buenos días.

Antes de que sus manos atrapen mi cuerpo, yo doy un saltito hacia atrás y con prisas rodeo la barra de la cocina para ponerme al otro lado de ella. Alba se queda quieta frunciendo el ceño confusa y me mira con cierto enfado.

– ¿Acabas de hacerme una cobra de abrazo?

– Oye, encima no me lo eches en cara, que te lo has buscado tú.

– ¿Qué? – piensa durante unos segundos y sonríe cuando parece entender de lo que estoy hablando. – ¿Es por el reto?

– Pues claro.

– Jo Nat, ya ni me acordaba.

¿Que no se acordaba? ¡Que no se acordaba! Y yo no he pensado en otra cosa en los escasos veinte minutos que llevo despierta.

– Si ni siquiera lo has hecho queriendo y ya me estás tentando, mal empezamos – mi queja le hace sonreír más. – De lo que si te acordarás es de que me dijiste que te ibas a portar bien, ¿no?

– Estoy bastante segura de que esas no fueron mis palabras – responde divertida ignorando mi puchero. – Es más, me están entrando ganas de hacer todo lo contrario.

Desde luego que la sonrisa pícara y la mirada maligna corroboran sus palabras.

– Haz lo que quieras, estoy preparada para cualquier provocación – me hago la fuerte sabiendo que es mentira.

– Eso ya lo veremos – se sienta en el taburete y yo la imito para comer algo antes de empezar con el ejercicio. – Me sorprende lo en serio que te lo has tomado. Pensaba que era un reto tan fácil que ni siquiera iba a suponer un esfuerzo – sigue picándome.

CuarentenaWhere stories live. Discover now