DÍA 44: Modo luna de miel

19.4K 801 186
                                    

NATALIA POV

Entro de nuevo en la habitación mientras me seco el pelo con la toalla y me encuentro a Alba exactamente igual que cuando me he ido a la ducha.

– No me creo que sigas en la cama – me río haciendo que levante la mirada hacia mí.

– Es que me da pereza hacer nada, Naaaat... – protesta con un puchero y no me queda más remedio que dejar la toalla a un lado para subirme a la cama e ir a deshacerlo.

En cuanto estoy cerca, ella agarra mi camiseta y tira fuerte para que caiga sobre su cuerpo, abrazándome por los hombros cuando mis labios atrapan los suyos. Tras unos segundos disfrutando de la lentitud con la que nos sentimos, me separo para ir bajando a la vez que cubro su torso de besos por encima de la ropa que tapa su piel.

– ¿Te duele? – pregunto subiéndole la camiseta para llenarle el abdomen de besitos suaves mientras ella peina mi pelo mojado.

– No, ya no. Solo me molesta los primeros días.

– Qué mierda la regla – digo volviendo a colocar bien su camiseta y subir hacia su cara de nuevo.

– Hoy ya estoy bien.

Sonrío contenta de escuchar eso y le doy un beso suave a la vez que vuelve a rodearme con sus brazos para mantenerme cerquita.

– Entonces no hay excusa para que me abandones otra vez en el paseo como ayer.

– Qué rencorosa – se ríe haciendo temblar nuestros cuerpos pegados. – Por un día que te digo que no me apetece salir...

– Solita y abandonada, Alba, no hay derecho – la pico sin ninguna credibilidad por estar llenando su cara y su cuello de mimos con mis labios mientras hablamos.

– Ni solita ni abandonada, que fuiste con Julia y Gonzalo.

– Sí, pero con ellos tengo que ir separada por la calle por no ser convivientes, no es lo mismo.

– Ahhh, que lo que tú quieres es ir a mi ladito. Ya entiendo.

A pesar de tener la cara enterrada en su cuello, al que le dedico toda mi atención, noto la sonrisa con la que habla, formándose una igual en mi rostro como consecuencia, así como también noto la manera en la que juguetea con los mechones de mi pelo mojado por mi nuca. Deslizo mis labios hasta pegarlos a su oído y ahí le susurro como si mi respuesta fuera un secreto.

– En realidad a mí lo que me gusta es ir detrás de ti y disfrutar de las vistas.

– ¡Nat! – protesta antes de romper a reír a carcajadas. Música para mis oídos. – Eres tontísima.

Intenta empujar mi cuerpo para quitarme de encima, pero yo me resisto, por lo que al final solo consigue darnos la vuelta porque yo sigo aferrada a su cintura, quedando en mi posición favorita, con ella sentada encima de mí. Se agacha para darme un beso y murmura sonriendo sobre mis labios.

– Que sepas que eres una idiota – se vuelve a sentar sobre mis muslos para mirarme desde arriba.

– Me has llamado Nat, te has reído con la chorrada que he dicho y me dices que soy tontísima y una idiota. Joder, Alba – fingiendo seriedad me incorporo para quedar yo también sentada en la cama y poder estar a la misma altura. – Siento ser yo quien te lo diga, pero te gusto muchísimo.

De nuevo su risa inunda la habitación, confirmando aún más lo que acabo de decir y recordándome, gracias al cosquilleo que ese sonido provoca en mi interior, que yo no me quedo atrás.

– Y qué pasa si me gustas muchísimo – pregunta enredando sus dedos en mi pelo aún ligeramente mojado.

– No, nada, si no me quejo. Eso es que algo estoy haciendo bien.

CuarentenaWhere stories live. Discover now