DÍA 10: Tocada y hundida

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ALBA POV

Suena el despertador y me siento como nueva. He conseguido dormir tan a gusto que me levanto de la cama sin remolonear ni un segundo y me preparo con ganas para hacer el deporte del día.

Paso por el baño y después voy a la cocina a hacer un poco de zumo natural para poder tomar algo antes del ejercicio. Justo cuando acabo, veo como Natalia llega a la cocina con cara de sueño, con pinta de que ha abierto los ojos hace menos de un minuto. Dejo que los míos se paseen por su cuerpo durante el tiempo que tarda en acercarse, aprovechando que anda tan dormida que ni se entera de mi repaso. Yo no sé qué problema tiene con taparse el abdomen que siempre tiene que llevar la camiseta remanga, pero no seré yo la que se queje.

– ¡Buenos días! – saludo.

– Por favor, cuánta energía – protesta con voz de recién levantada mientras se sienta en el taburete, al lado de donde yo estoy de pie. Se gira a mirarme como si le costara un mundo mantener los ojos abiertos y esboza media sonrisa. – Buenos días.

– Parece que alguien no ha dormido muy bien.

– Ayer me costó la vida quedarme dormida. Lo de levantarme tarde no fue muy buena idea, no tenía nada de sueño.

– ¿En serio? ¿Hasta qué hora te quedaste despierta?

– Ni idea de cuándo me dormí, pero eran más de las dos seguro.

– Mujer, hay maneras de relajarse un poquito para que te entre el sueño – digo con toda la intención del mundo porque no me refiero a leer un libro o beberte un vasito de leche precisamente.

No sé muy bien de dónde me viene el interés de llevar la conversación por ese camino, pero creo que hoy me he levantado con ganas de provocar. Puta regla. Sin embargo, ella ignora mi comentario y cambia de tema, no sé si porque no quiere entrar al trapo o porque está demasiado dormida todavía para darse cuenta de lo que he dicho.

– Veo que te encuentras mucho mejor.

– Bastante – digo acercándole el vaso de zumo que he preparado para ella, lo que me agradece con una sonrisa. – Ayer me dio el bajón y encima me pilló con la regla, así que no había manera de ver el lado bueno del día. Además estuve hablando con mis amigas de Valencia y eso hizo que me agobiara mucho más.

– No tienes que contarme nada si no quieres.

– No te preocupes, está bien. No es ningún drama ni nada, es solo que se me juntó todo.

– Es lo más normal del mundo que te agobies, llevamos ya diez días. Bastante hemos aguantado sin perder la cabeza.

– Para eso siempre hay tiempo – sonrío. – ¿Empezamos?

Ella asiente mientras deja el vaso en el lavavajillas y se une a mí en el salón.

Hoy la clase la he buscado yo, pero no la he elegido muy dura porque vamos a seguir ampliando el tiempo y hemos decidido ver si aguantamos una hora completa. Empezamos a buen ritmo y me alegro de ver que mi cuerpo no se ha relajado por haber estado un día sin hacer deporte y que, por el contrario, el día de reposo me ha sentado genial.

Todo va bastante bien hasta el segundo mini descanso, en el que Natalia decide ponerme las cosas más difíciles para aguantar toda la hora sin desmayarme.

– Joder, qué calor hace hoy, ¿no? Con lo revuelto que estaba el tiempo estos días – mientras dice eso se levanta del suelo donde estamos descansando.

Me giro a mirarla para responder, pero mis palabras no salen de mi garganta cuando veo que se quita la camiseta que lleva para quedarse únicamente con un sujetador deportivo. Trago saliva intentando que mis siguientes palabras no suenen demasiado roncas.

CuarentenaWhere stories live. Discover now