Capítulo 2

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Desperté en lo que parecía ser ¿una biblioteca? No lo sé, estaba absolutamente sola y me sentía aún más desorientada que cuando me drogué con aquellos hongos. Me paré y vi que, evidentemente, era una biblioteca, o lo que quedaba de ella, todo en aquel sitio eran ruinas. Sentí unos pasos y quise echarme a correr, iba a agarrar mi bolso para huir, pero no lo encontré.

—¿Buscabas esto? —Apareció frente a mí un hombre, humano. Debía de tener 18 o 19 años y en sus ojos verdes noté una expresión divertida. Me quedé inmóvil.

—¿Sabes? Es realmente malo robar, sobre todo si hay todo un país buscando gente como tú y la reina le pone precio a tu cabeza. —me quedé helada, él estaba al tanto de que yo era una bruja, me trajo a este lugar y probablemente me asesinaría a sangre fría, debía echarme a correr, ahora.

—Espera. —dijo al notar que estaba a punto de marcharme y me entregó mi bolso lleno de comida, hice un gesto con la cabeza y me empecé a alejar lentamente.

—¿Crees que te dejaré ir tan fácil? —soltó una carcajada, (algo fingida por lo demás) al momento empezó a acercarse a mí, estaba rígida y contuve la respiración.

—¿Cuál es tu nombre? —no respondí – ¿Acaso eres sorda? –lo dijo con un tono algo brusco, pero en su cara no había rastro de enojo y me sentí confundida.

–Bien, yo soy Ryle. –En el momento en que las palabras escaparon de su boca mi corazón paró de latir.

–¿Cuál es tu apellido? –dije por fin de forma torpe y tartamuda. Hizo un gesto condescendiente, quizás le impresionó escucharme dirigirle la palabra por primera vez. Me analizó de arriba hacia abajo y al cabo de unos eternos segundos respondió.

–Moore. – en cuanto lo dijo sentí que me moría, iba a morirme de todas las posibles.

–Mierda, eres el príncipe. —murmuré incrédula para mí, pero aparentemente me escuchó y me lanzó una sonrisa divertida. En ese momento supe que debía acelerar paso y sin previo aviso salí disparada corriendo por toda la biblioteca. Si me atrapaba, la reina (sí, su madre) colgaría mi cabeza como un adorno en su baño o algo así ¿Qué estaba haciendo el príncipe acá? Fuera del castillo y a la deriva en un pueblo cualquiera, como sea la razón ya no importaba, ahora solo necesitaba correr, escapar de él. Cuando llegué a las puertas me di cuenta de que estaban todas bloqueadas. Mierda.

—¿No me vas a decir cómo te llamas? —oí que decía justo detrás de mí poniendo una mano apoyada en la pared y junto a mi cabeza para que no pudiera moverme. Ya me había alcanzado y no había salida. Me solté inmediatamente de su agarre y tomé distancia.

Era realmente todo, las semanas escapando no habían servido de nada porque moriría igual, no me asustaba morir, no en lo absoluto, lo que me asustaba era ser quemada, que el fuego se enredara en mi cuerpo y ser incapaz de hacer algo al respecto, ver como las llamas envuelven mis ojos y que mi cabello ardiera en la hoguera, me asustaba ser así de vulnerable, convertirme en cenizas y volar bailando por el viento, desparecer.

—¿Podrías por favor matarme ya? — pregunté agresivamente. Me miró indescifrablemente y se sentó en el piso apoyándose contra la puerta.

—¿Cómo te llamas? –insistió. Y tras pensarlo un momento decidí que de una u otra forma me mataría igual, por lo que no perdería nada diciéndole mi nombre, así que decidí hacerlo.

—Thadea. –respondí altivamente.

–¿Cuál es tu apellido? —preguntó al instante.

–Monvoisin. –le dije mirándolo a los ojos, quizás si me mostraba depresiva o alguna mierda sentimental, él sentiría compasión, pero su mirada sobre mí era sólida e imposible de perturbar.

–Thadea Monvoisin. —dijo mi nombre y entonces asentí.

–Si me vas a matar hazlo ahora.

–Podría.

Enterró su mirada en mí y se quedó en silencio.

Para mí sorpresa, no me mató, por lo menos no por ese momento, se la pasó los últimos 20 minutos preguntando cosas tan humanas y estúpidas que ya estaba agotando mi paciencia.

–Entonces. —preguntó con una sonrisa ladeada. –¿No tienes súper poderes o algo? – respiré, conteniendo todas mis ganas de estamparle la cara contra la pared, obligándome a comportarme y decidí que le debía mentir, no tenía ningún poder, se dice que antiguamente las brujas si los tenían, claro que actualmente no tenemos poderes súper destructivos. Pero si me mostraba así de indefensa y débil, quizás me haría daño, quise asustarlo.

–Sí, si tengo. —respondí.

–Ah. —dijo al instante, no me preguntó cuáles, sólo continuó hablando. –Solo por favor no me hechices o alguna mierda parecida.

No respondí nada.

Hubo un silencio incómodo, no sabría decir cuánto tiempo pasó, pero estuvimos parados a unos metros de distancia por algo que pareció una eternidad, y ahí, caí en cuenta de que estaba frente al hijo de la mujer que quería muerta a toda mi especie. Estaba frente al príncipe de Irya y posible futuro rey, pero él aún no me mataba. ¿Debería matarlo yo?

–¿Cuándo me vas a entregar? — dije por fin queriendo ponerle fin a toda esta tortura.

–¿Te debería entregar, Thadea? 

Trono De Brujas ✔️ (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now