Capítulo 19

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  Jugué ajedrez con él por muchísimo tiempo, no sé exactamente cuánto pasó pero Ryle tenía ojeras bajo sus ojos.

–Deberías irte a dormir, te ves como la mierda.

–Gracias Thadea, tu también te ves muy bien.

Me quería referir a que se notaba muy cansado, no a que se viera mal, todo lo contrario, Ryle es lindo, supongo.

Cuando vivía con mamá en el pueblo la niñas humanas hablaban todo el tiempo de él, se imaginaban escenarios en donde él las besaba y hacían clubs de fans para Ryle y su hermano. Son patéticas, las humanas en general. A mí jamás me llamó la atención Ryle o su hermano, el hecho de que fueran de la realeza me provocaba rechazo.

Fue un rato más tarde cuando Ryle se paró.

–Deberíamos guardar el tablero.– me dijo mientras se pasaba las manos por el cabello y bostezaba.

–Deberías irte a dormir. –le dije casi inaudible mientras guardaba las piezas del juego de ajedrez.

–Ven. –fue lo único que me dijo y caminó hasta el baúl, lo arrastró hacia el estante vacío que había en la habitación y sacó los libros, uno por uno los empezó a apilar en el mueble.

–Patético.

–Ayúdame. –empezó a acomodar todo; el tablero de ajedrez sobre una repisa que había y todos los libros ordenados por tamaño en el librero.

–Tienes problemas. –le dije recordando cuando estuvimos en la biblioteca, antes de venir acá, él no permitía que nada estuviera desordenado. Estaba todo el día acomodando los libros.

–Sip.

Terminó de ordenar todo y cuando sólo quedaba ropa en el baúl se acercó a la cama y sacó una manta que había ahí, me envolvió en ella y mientras abría la puerta me llevó  hacia afuera.

–¿Qué mierda haces? Si alguien me ve...– me interrumpió al instante.

–Cállate. Tengo todo controlado.

Me llevó hacia el pasillo y me hizo caminar hasta las escaleras, las subimos. Todo era bonito, pero al mismo tiempo ridículamente costoso, quizás con tanto dinero se podría haber reconstruido el país luego del huracán. La paredes eran blancas y los adornos dorados. El piso brillaba tanto que nos reflejabamos en él y había una cantidad enorme de cuadros en las paredes. Las ventanas estaban al final de los pasillos y entre ellos sólo habían puertas que supongo que conducían a habitaciones como la mía.

Al subir las escaleras Ryle me ofreció su mano, obviamente la rechacé.

Perdí la cuenta de cuantos pisos subimos pero habían guardias cuando pasábamos y Ryle amenazaba a los soldados para que no nos delataran.

Llegamos hasta el final de las escaleras y supongo que el último piso. Me arrastró hacia una habitación, cuando abrió la puerta la  vi, llena de libros y telescopios balcones y ventanales enormes. Era bonita, creo.

–¿Qué hacemos acá? –le dije en cuanto llegamos.

–Escapar.

–¿De qué?

Pero el no me escuchó y se adentró aun más en la habitación, que era enorme. Abrió las cortinas del ventanal más grande y cuando se vieron todas las estrellas tomó un telescopio y puso su ojo en él.

–Es ridículo. Eso no sirve de nada.

–Claro que sí.– me dijo muy enserio, sus ojeras eran enormes, se había sacado el saco hace un rato y tenía sólo su camisa blanca, se notaba en él que estaba cansado.

Trono De Brujas ✔️ (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now