Capítulo 45

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Con el arco y flecha que Ryle compró para mi  amarrados y colgando por mi espalda como una gran mochila, caminamos un rato por la feria, el pueblo se me hizo inmenso al estar en él, pese a que cuando llegué pensé que era pequeño y lo recorreriamos de inmediato, así que estamos en medio del pueblo, entre un montón de locales.

—Deberíamos encontrar a Lúa y Heigh. —dijo luego de un rato de silencio.

Asentí sin tener la menor idea de cómo hacerlo, Heigh y Lúa están en quién sabe dónde ¿ya mencioné que este pueblo de humanos es enorme?  Nos podría tomar horas encontrarlos o incluso...

Oh, ahí están.

Lúa corrió hacia nosotros con dos bolsas enormes y su cabello rojo flameando con el viento, Heigh venía caminando atrás con las manos en los bolsillo y la espalda recta, tan diplomático como es esperable de él. Supongo que el hecho de estar frente a más personas saca todo su lado estúpido y principesco.

—Miren lo que compré. —dijo Lúa agitando las manos y suspirando cansada.

Un grupo de mujeres sentadas frente a un puesto de zapatos la miraron incriminatoriamente y ella pareció encogerse, enseguida cambió su alterada y emocionada expresión por una más calmada.

—Eres una princesa Lúa, mantén la compostura, no lo olvides. —se susurró para sí misma, pero aún así logré escucharla.

No pude evitar sentir una punzada de compasión por ella.

—Compré algunas cosas. —continuó  hablando mucho más serena que antes. —Miren.

Sacó de una de las bolsas unas botas negras que se veían demasiado costosas, eso no es un problema para ella, pensé de pronto. Luego sacó algunas joyas y cosas extrañas para las coronas.

—Oh, por cierto Ryle —dijo dirigiéndose a él, quién por primera vez pareció prestar atención. —Un grupo de niñas me pidió que te entregara esto.

Ella extendió la mano, entregándole una caja llena de tarjetas con corazones y palabras escritas que sobresalían y Ryle la recibió algo incómodo y extrañado.

—Oh porfavor. —susurré casi inaudible.

—Tranquila, Thadea. —me consoló Lúa —tengo algo para ti también.

Antes de que pudiera contestar, ella hundió su mano en otro bolso y sacó algo guardandolo en su puño.

—Cierra los ojos. —me pidió sonriendo y volviendo a perder la compostura.

—Está bien. —le dije —parece que estás más emocionada que yo.

Estiré mis manos extendiendolas y Lúa depositó una cadena sobre mis palmas, estaba tan helada que abrí los ojos de golpe y me encontré con un collar plateado, una piedra morada colgaba de él y una sonrisa se asomó por mí rostro.

—Gracias, es perfecto. —le dije agradeciéndole y poniendolo al rededor de mi cuello.

—Como yo. —dijo Ryle con un tono sarcástico.

Lúa lo ignoró y siguió dirigiéndose a mí.

—Ya sé, me recordó a ti, es una amatista, te protegerá. Lo prometo.

Heigh llegó caminando tan pacíficamente como pudo y se ubicó en silencio  junto a Lúa.

—¿Qué compraron?

—Nada.— contestó Ryle.

—¿Y eso? —preguntó Lúa señalando mi espalda.

—Oh, es un arco y una flecha —respondí y sentí los ojos de Ryle clavados en mí—Ryle me lo dio.

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