Capítulo 26

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Lúa tomó mi brazo y me ayudó a caminar por el pasillo. Yo ya había caminado en aquel lugar y recorrido algunos lugares del castillo, pero siempre escondida, por lo que ahora con una máscara y  luciendo como otra persona es distinto, puedo mirar con más calma y sin el sentimiento de que me estoy escabullendo, aún así la adrenalina corre por mis venas como si estuviera haciendo algo estúpidamente peligroso y quizás lo es, me pregunté en ese instante si era esto correcto ¿Qué mierda estoy haciendo aquí? Estoy traicionando a todas las brujas que son capturadas y asesinadas a diario, viviendo sin apuros ni condiciones bajo el  techo de las personas que les han arrancado la vida a sangre fría, a mi especie, la culpa se arremolinó en mi estómago y me permití recordar que, estoy aquí, para sobrevivir, y no sólo eso, me prometí hacer algo. Quizás es muy ambicioso pensar que alguien como yo, podría llegar a cambiar todo esto y hacer que la Reina cambie sus formas de pensar y deje libres a las brujas. Pero lo haré, no me importa cómo.

Llegamos a las escaleras y empezamos a bajar de a poco, Lúa soltó mi brazo lo que hizo más difícil mi andar, los tacones eran enormes y jamás sentí tal incomodidad para caminar.

—No sé cómo es posible que uses esto todos los días. —le dije a Lúa apuntando en dirección a los pies. Ella solo soltó una risita.

—Lo hago desde que tengo 10 años, estoy acostumbrada, pronto adquirirás práctica y se te hará fácil. —ella volvió a tomar mi brazo para ayudarme a bajar y mientras recorrimos las escaleras observé el castillo, por primera vez desde que llegué.

Antes había mirado en castillo, lo había visto pero jamás observado, no con atención a los detalles ni mirándolo de otra forma que no fuera odio, el odio que tengo atravesado hacia la realeza. Ryle es la única excepción, al menos eso espero.

Los cuadros con bordes dorados me parecieron lindos al igual que las barandas de la escalera, al instante sentí culpa por  pensar así de algo de este castillo. Los uniformes de los guardias allí parados eran rojos, ellos se inclinaban cada vez que pasábamos y hacían reverencias completas, para Lúa, claro.

—Se te quedan mirando. —me dijo Lúa cuando pasamos junto a un grupo de guardias muy jóvenes.

—Claro que no, no seas estúpida.—  le respondí y la simple idea de ello  me pareció ridícula, todos esos guardias son unos bastardos, viven capturando brujas como si nada.

—Te ves linda Thadea, quizás te inviten a bailar o algo. —me dijo levantando la ceja por sobre su máscara.

—¿Y eso qué?— le dije irritada.

—¿Si alguien te invita a bailar lo rechazarás? Mierda Thadea es un baile.—auch, es verdad.

—¿Debería aceptar entonces?— le pregunté  y los nervios se acumularon.

—Claro que sí, si no lo haces sería sospechoso, aunque sí no quieres hacerlo está perfecto, no puedes forzarte a algo que no quieres, entiendo que no te sientas incómodas con otras personas. —y entonces agradecí su comprensión.

Caminamos hasta llegar a unas puertas blancas y  enormes en el tercer piso. Estaba rodeada de guardias y se escuchaba que desde el salón de  adentro alguien tocaba el piano y la gente cuchicheaba. Me puse nerviosa al pensar en la situación, en lo que estoy haciendo y en lo que podría pasar. Antes de tener tiempo para poder seguir sobrepensando todo, Lúa me jaló del brazo para hacerme avanzar hasta la puerta.

—Alteza, permítanme. —y el guardia que estaba en la entrada abrió la puerta y escoltó a Lúa hacia el baile. Llegó al instante otro guardia que tomó mi brazo, el solo contacto con su piel me hizo temblar. Quizás el lo notó porque se disculpó al instante. Me condujo hacia el interior y quedé allí. Sola. Lúa estaba caminando hacia unos tronos que habían, me fijé en el salón, era enorme, más grande que cualquier salón y del porte equivalente a un bosque, si es que eso es posible.

Trono De Brujas ✔️ (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now