Capítulo 22

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Nunca me han importado mucho las consecuencias que puedan llegar a tener mis acciones, quizás porque nunca le he tomado mucho valor a la vida. Mi vida ha sido una serie de decisiones mal tomadas. Pero al final todo sale bien, supongo.

Quizás si fue una mala decisión aceptar ir a la habitación de Lúa. Quizás debería irme ahora mismo antes de que me descubran, pero la adrenalina que siento arriesgandome a ser descubierta me recuerda que estoy viva, y eso me hace bien.

Abrí con la llave mi puerta y salí al pasillo, miré a la puerta del lado y Lúa me esperaba a fuera de su habitación, al borde del pasillo. No estoy segura de lo que estoy haciendo, pero ya estoy aquí y correr sería ridículamente sospechoso. Además Ryle amenaza a todos para que no digan que estoy en el castillo, debe poder hacer lo mismo con ella ¿o no?

Caminé hacia Lúa y ella me tomó del brazo, el contacto con ella fue extraño, no me asusté y tampoco a ella pareció importarle mi piel helada.

—Ven, pasa. —ella me regaló una sonrisa de oreja a oreja y me invitó a entrar a su habitación.

Era idéntica a la mía. Excepto que la cama si se veía usada y no habían libros al rededor, en cambio, habían por toda la habitación roperos que desbordaban vestidos y repisas con coronas y zapatos.

Había algo en los ojos de Lúa que hacían que me resultara difícil odiarla. Quizás vitalidad, algo que a mí, desde luego me faltaba por montones.

—Me alegra tanto, tanto no ser la única persona en este pasillo, creí que me volvería loca. — y empezó a hablar como si yo le agradara, como si yo no fuera una bruja. — ¿estás bien? No has hablado mucho.

—Bien, gracias. —con más naturalidad de la que me pensé capaz  le di una sonrisa de boca cerrada.

—Ven, siéntate.— me dijo señalando los sillones de la habitación. Así que lo hice.— amo tu vestuario— me dijo señalando los jeans que tengo puestos— es realmente hermoso, ya desearía yo que me permitieran dejar los vestidos por un día.

—¿Que te permitieran?— lo último que dijo me dejó pensando, ¿por qué una princesa necesitaría que alguien le permita algo?

—Sí, claro. Mamá y papá no me dejan vestir de otra forma, obligan a mis doncellas a elegir mi vestuario.— Al parecer todos los reyes y reinas eran unos bastardos de primer nivel.

—¿Doncella?

—Ya sabes, las que me ayudan con la ropa y el orden de la habitación.

—Ah, ya veo. — un silencio rebotó en el lugar y me permití analizarla, su vestido era azul, lo que hacía que su cabello rojo resaltara y tenía una corona que pesaba de sólo mirarla. El vestido era largo y no dejaba ver los zapatos pero imagino que eran igual de lujosos.

—Yo sé qué haces aquí. —me dijo calmada y con una mirada algo asustada.

—Ah ¿Si? — la adrenalina volvió a mi y me pregunté si ella realmente lo sabía todo.

—Te escuche ayer, hablando con el príncipe.— Aunque me sorprendió que ella lo supiera y me asustó mucho, sus palabras no tenían reencor como las de Abenia.

—Seguramente escuchaste mal, el príncipe no habla conmigo.

—Sé lo que oí, y está bien, no deberías de mentirme, no le diré a nadie. —de pronto una sombría expresión se formó en su rostro y por primera vez el brillo que tanto destacaba sus ojos castaños se apagó. —Yo tampoco quiero casarme, ni con Ryle ni con nadie.— me miró a los ojos y sentí lástima por ella— no me mal interpretes, Ryle es guapísimo y es una persona noble, pese a lo serio y rebelde que parece ser, pero yo no lo amo. Desearía amarlo porque así mis padres estarían orgullosos pero no puedo forzar a mi corazón a latir por alguien.

Trono De Brujas ✔️ (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now