Capítulo 41

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Entré al comedor y en cuanto la enorme puerta se abrió todo el bullicio que había  se silenció y sentí todas las miradas criticonas clavadas en mí,  probablemente de no haber estado tomada del brazo de Heigh me habría caído, y no por culpa de los tacones. Me sentí tan frágil, tan indefensa y vulnerable, eso hizo que por un momento me arrepentiera de todo, los ojos de todos esos asesinos examinandome de arriba a abajo hicieron que mi corazón  palpitara tan fuerte que creí que se saldría de mi pecho.

Yo ya he estado en el comedor, recordé, cenando con Heigh  y Lúa. Y Ryle, por supuesto. Pero nunca con tantas personas, al menos no con ellos, no con la élite real, mirándome como si estuvieran descifrando cuánto vale mi vida, pensando en si realmente valgo la pena y en por qué la reina me perdonó la vida, cuchicheando a mi al rededor, apuntandome con el dedos, pero ellos son parte del plan. Son todos unos peones de la reina y de pronto sentí unas náuseas enormes, al pensar en cómo es posible  que puedan prestarse para los juegos de la reina Narine, luego vino el pensamiento de que yo también estoy siendo un peón en su tablero y se me revolvió el estómago.

Como si me volviera consciente de todo, miré hacia el frente y vi a Lúa sentada en el comedor junto a sus padres, se ve radiante y está observandome con una sonrisa recomponedora y una mirada completamente distinta a la de todos los demás, una mirada cálida, amable.

Estuve a punto de  devolvolverle la sonrisa y una parte de mi se preguntó por qué Ryle no está en este salón, debería de estar aquí y quizás si quiero verlo, tal vez si lo extraño después de todo.

—Vamos. —Heigh me guió con su brazo siempre apoyándome, hacia un asiento que prácticamente tenía mi nombre en grande.

Recorrimos la habitación y sentí que me desmayaría ahí mismo, que empalidecería más de lo normal 6 la gente se burlaría de cada cosa que yo haga.

Él ruido de los tacones golpeteando contra el piso de mármol entre todo el silencio me puso nerviosa, aún así, traté de mantener una mirada firme, imperturbable, y con todas mis fuerzas traté de mostrar mi mirada llena de odio, esa de la que tanto habló Ryle cuando nos conocimos.

Miré hacia el frente y sujetando únicamente el brazo de Heigh me senté en una silla que había al costado de la reina, quien estaba en la cabeza de la mesa junto al rey, frente a mí había un asiento vacío. Sentí náuseas solo por el hecho de encontrarme tan cerca a ella como para poder oler su asquerosamente dulce perfume. Quisiera matarla, pensé depronto, pero no soy así, no como ella, aunque no puedo evitar que ese pensamiento me inunde a veces.

Además,  con todos sus guardias aquí me resultaría imposible.

Acomodandome en el asiento y con Heigh a mi lado apoyandome, inflé mi pecho  profundamente y respiré dos veces, tratando de calmarme y prepararme para todo esto.

—Nos honras con tu presencia. —dijo la reina de pronto —Thadea Monvoisin. —odié la forma en que mi nombre salía de su boca.

—Luces encantadora. —dijo el rey y juro que hubiera preferido clavarme un tenedor en el ojo a escuchar eso.

—Traigan la comida. —exclamó la reina alzando la voz y entonces un montón de sirvientes se abalanzaron sobre la mesa para servir la comida.

Un plato dorado se posó sobre mí, lleno de carne y otras cosas que me dieron repugnancia, sí, empecé a comer fruta, pero no he podido comer carne, eso en definitiva me es más difícil y probablemente la hija de puta de la reina lo sabía.

La gente empezó a comer y los murmullos y conversaciones fueron reemplazados por el ruido del metal de los tenedores y cuchillos chocando entre sí.

Trono De Brujas ✔️ (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now