Capítulo 38

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Debo llevar aproximadamente doce horas encerrada, la celda es enorme y aún así escucho los susurro de otras brujas en las celdas del lado y del frente, a ninguna pareció llamarle la atención mi presencia y son todas de distintas edades, algunas muy ancianas, otras de mi edad e incluso hay niñas pequeñas, aún así cada celda es individual y estoy sola en esta.

Mi estómago ha estado crujiendo todo el tiempo, me había acostumbrado a tener comida siempre desde que estoy en este lugar. Me recosté para poder calmarme un poco y pensar, el techo está agrietado y hay musgo en las orillas, no hay ventanas y eso me empieza a molestar, la sensación de no saber si es de día o de noche me desespera y no sé cómo aguantaré tanto tiempo acá, al menos hasta que me quemen, o decidan qué hacer conmigo.

Desearía creer que Ryle no permitirá que me hagan daño, pero, no tengo la certeza de que el alguna vez sintió por mí algo más que asco a mi especie, sus palabras han estado estas últimas horas repitiéndose como un disco rayado por mi mente.

"¿No lo entiendes? No te amo, nunca te amé, y jamás lo haré ¡Mierda, eres una bruja!"

Lo que menos quiero es exagerar, pero cada una de esas palabras me han torturado desde que las escuché, ¿realmente el pensó eso desde un principio? Quizás sólo lo dijo para que me vaya del castillo, aunque me parece poco probable, o si incluso hubiera sido así, la forma en que lo dijo y la manera en que esas palabras me atravesaron el alma fue demasiado dolorosa, incluso para mí.

Me recosté de lado y pegué mi mirada a los fierros de la reja, recordando también las palabras que dijo para evitar que me quemaran, los fierros de las rejas  son tan finos y están tan juntos que sería imposible escapar, no es como que esa sea una posibilidad, aunque lograra irme, no tendría a dónde llegar y sólo conozco a un humano, así que no, no está entre mis posibilidades, de todos modos moriré igual.

Morir. Ryle se arriesgó a enterrarse esa daga en el cuello para que no me dañaran, eso también me confundió y por un minuto, en el fondo de mis entrañas sentí que él sí me quería, que todo lo que dijo aquel día fue una estúpida mentira y en verdad él sí me ama, pero la sola idea de recordar esas palabras de mierda me hacen querer arrancarme los oídos, me dolieron de una forma que no creo que alguien sea capaz de imaginar, el resaltó que soy una bruja, que jamás me podría amar por ello, no sé si es lo que en verdad él siente, pero es la verdad, nosotros jamás podríamos si quiera soñar en mirarnos, todo ha sido tan, tan estúpido.

Me dormí pensando en todo y con la sensación del fuego ardiendo en mi nariz y el sabor a ceniza en la boca, incluso soñé que Ryle no lograba impedirlo y fui quemada viva, que la reina se reía en mi cara y yo era solo una bruja más, que estaba ardiendo junto al fuego del castillo. Pero fue solo eso, un sueño.

Al otro día, que en verdad, no podría decir si es de día o es de noche, porque algunas brujas duermen y otras no—lo que me hace pensar que muchas llevan aquí suficiente tiempo como para haber perdido la noción del tiempo. —me levanté de la cama y me senté en el piso. No como nada de hace más de 30 horas y aunque antes estaba acostumbrada a pasar días sin tocar un pedazo de pan, creo que me he acostumbrado demasiado a la vida de esta forma y me reprocho aquello.

Cuando me senté sobre una mesa de metal junto a mi cama, sentí que unas puertas se abrieron y asomé mi cabeza por las barras de metal que me aprisionan.

Un guardia, no, no cualquier guardia, Ezra.

El guardia que estuvo conmigo durante el baile.

Caminó por el pasillo que se forma entre las celdas con su uniforme rojo impecable y se dirigió hasta mí, no levantó la vista y con unas llaves abrió las rejas que me mantenían encerrada, generando un sentimiento de confusión enorme en mí.

Trono De Brujas ✔️ (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now