Capítulo 23

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  Ryle nunca me dijo nada sobre él, sobre su vida y sobre cómo se sentía viviendo aquí, en el castillo, rodeado de la realeza, siendo parte de ella. Yo nunca pregunté. No sé si de haberle preguntado él me hubiera dicho  o si eso  hubiera cambiado algo, pero de segur le es difícil hablar de esto, porque es humano, y es sensible, aunque use bromas y expresiones serias para ocultarlo, aunque finja que no.

Siempre supe que los humanos eran unos hijos de puta, en su máxima expresión, pero en el fondo más pequeño  y recóndito de mi corazón, sabía que habían excepciones, muy pocas, pero las hay, Ryle es una, eso quiero creer, y espero que Lúa también. Cuando pequeña, antes de que todo esto pasara y mi vida se desmoronara y se volviera en lo que es ahora, mamá y yo vivíamos en el pueblo humano y yo tenía un amigo, el me regaló una capa y comida cuando empecé a huir, no lo vi más.

No lo extraño, nunca he extrañado a nadie, ni si quiera soy capaz de extrañar a mamá, aunque ella murió por mí y eso me duele, ¿Por qué soy tan insensible con cosas que deberían desgarrarme el corazón?
Aunque mi orgullo y todos los prejuicios que tengo me impidan decirlo, Ryle me ha dado motivos para vivir, el sentimiento de vacío en el pecho y el frío sabor a metal se fueron después de conocerlo y aún así yo no tenía idea de lo infeliz que era él. Me enoja que no me lo haya dicho, me enoja muchísimo.

—¿Estás bien?—Lúa me sacó de mis pensamientos estaba sentada frente a mí en su habitación y estábamos almorzando.

—Sí, claro.—le dije cortante.

—Estás pálida. —me dijo mientras se hechaba una patata a la boca.

—Ya sé. Soy una bruja.— le mencioné por primera vez. Ella no hizo ningún gesto, solo siguió comiendo normal.

—Eso lo sé— me dijo casualmente y yo, por primera vez desde que volví a la habitación de Lúa empecé a comer.

—Estoy bien, de verdad.

—Ok. Si necesitas hablar sobre algo me lo puedes contar. — y entonces recordé, que ella es como él, Lúa al igual que Ryle nació en un castillo. La pregunta amenazó con salir de mi garganta, buscando respuestas.

—Necesito hacerte una pregunta.—Pareció entusiasmarse al escucharlo y eso me animó para poder seguir.

—Lo que sea.— me dijo sonriente.

—Bueno, verás... —no sabía cómo preguntárselo, o como decírselo, así que solo hablé—Tus padres son reyes, humanos—aclaré de pronto.

—Sí, obviamente. —me dijo mientras tomaba un sorvo de agua.

—¿Ha sido difícil para tí... ya sabes —me quedé pensando un segundo en qué decir y seguí —¿ellos te han obligado a algo? Quiero decir ¿Eres feliz? — Es una pregunta personal. Si alguien me preguntara algo así yo me iría o quizás me enojaría muchísimo, no sería jamás capaz de responderla.

—Sí, ellos me obligan a hacer  algunas cosas. —me dijo perdiendo el brillo en los ojos— Pero también soy feliz. ¿Sabes? Esta es mi vida, y podría ser peor, hay gente muriendo de hipotermia porque quedó sin hogar luego del huracán y  yo tengo todo, creo que eso está bien, además si mis padres están felices yo lo estoy también.

Y no lo pude comprender. Para mí, el hecho de que hayan personas peor, no desvalida todo su sufrimiento, todo eso es una mierda ¿es una especie de pensamiento común  humano?  No deberían comparar el sufrimiento, y es que no sé mucho acerca de ello pero, cada quién sufre a su manera y ya, sin prejuicios. Creo.

—¿Pero no te molesta? ¿No poder tener tu propia vida?

—Hace muchos años, claro que sí, pero ya lo entiendo, no los cambiaré—y de pronto una sonrisa se asomó en su rostro, devolviendo todo el brillo. —Aunque ¿Sabes? Si pudiera hacer lo que yo quisiera, desde luego, no estaría aquí. Estaría en Francia, y bailaría en las calles con las personas que tocan música con sus vistosos instrumentos y usaría vestidos con colores llamativos o incluso pantalones tal como tú, me sacaría esta corona y la tiraría lejos para sentir mi cabeza más liviana.

—Hazlo. —le dije sin pensar. Su cara cambió.

—¿Irme a Francia? —ella estaba desconcertada.

—No. Tira tu corona, nadie te verá, solo yo. —algunas veces tirar cosas me ayudaba a sentir mejor, al contrario de Ryle, a él le hace sentir mejor ordenar cosas y mover sus manos, lo he notado.

—No lo sé, eso estaría realmente mal y yo... —la interrumpí abruptamente.

—La corona pesa, tu lo dijiste.

Y entonces ella sólo se levantó de la silla y sacándose la corona, con todas sus fuerzas la tiró al suelo, luego la recogió, y la volvió a tirar, una y otra vez.

—Se sintió bien.

—Ya sé. —y entonces miré al piso y habian por todos lados pedacitos de diamantes y otras mierdas elegantes. La corona, partida a la mitad justo al medio de la habitación.

—Quiero gritar. —me dijo mirándome preocupada.

—Hazlo. —y entonces ella preparó su garganta para poder liberarse. Y el grito que sonó fue estruendozo, lleno de impotencia y lleno de rabia, lleno de angustia y pedía ayuda a gritos, literalmente.

Y entonces la puerta se abrió de golpe y Ryle apareció en el borde de esta. Su cara cambió cuando me vió en la habitación, seguro no se esperaba esto, ¿eh?

—¿Se puede saber qué mierda están haciendo?— sus ojos rojos, quizás estuvo llorando, la cara llena de sorpresa y desconcierto.

—Príncipe Ryle, yo... —Lúa estaba nerviosa recogiendo los pedazo de corona que quedaban —Disculpe el alboroto, no quisimos importunarlo.

Y entonces Ryle solo se limitó a mirarme.
—Pero claro que eres la responsable de esto. —y su cara dibujó una sonrisa —¿Podrías parar de corromper a  Lúa y acompañarme porfavor?

Miré a Lúa, estaba sonrojada por el escándalo,  aún así me regaló una sonrisa de boca cerrada y entonces me dirigí a la puerta para irme con Ryle.

en cuanto llegué a su lado su sonrisa se desvaneció un poquito y me tomó la mano.

—Ven.

Subimos escaleras y llegamos hasta el salón de la última vez, la biblioteca con telescopios y cosas humanas.

—¿Se puede saber qué mierda estabas haciendo con la maldita princesa de Francia? Sabes que si te encuentran no podremos... —y siguió hablando, diciéndome lo mucho que le dolería que me encontraran y los problemas que tendríamos, pero al ver sus ojos, sus fríos ojos, sólo pude pensar en lo destrozados que estaban hace unos momentos, de lo roto que se veía y de lo que su padre le hacía, que no era capaz de contarmelo, que se lo guardaba y fingía que estaba bien. El no lo estaba. Ryle tiene el alma hecha jirones. Su padre  y su madre lo rompieron y ahora él debe lidiar con eso. —¿Thadea me estás escuchando?— su voz de golpe interrumpió todos mis pensamientos y tragué grueso.

Lo único que fui capaz de hacer, fue romper la distancia y abrazarlo, me gustaría decir que para hacerlo sentir mejor, pero no es así, yo necesitaba abrazarlo, yo quería hacerlo, por algún motivo saber que su vida se desmoronaba me rompía el corazón.

Lo abracé y el apoyó su cara en mi hombro. Solo entonces empezó a llorar.

—¿Por qué me abrazas?— me preguntó, pero su voz se quebró, por lo que mi corazón también y una lágrima color plateada resbaló en mi mejilla, hasta deslizarse por todo mi rostro y llegar a su camisa blanca, dejándola marcada de brillos.—Ya no importa el porqué, me alegra que lo hagas, no tuve un buen día. —y me abrazó más fuerte.

Sentí que pasó más tiempo, sentí que estuve abrazada a él toda la vida, que podría morir así, aunque sólo pasaron unos segundos, y entonces se separó de mí y limpiando mis lágrimas se fue de la habitación sin decir nada más que 'gracias' .

Trono De Brujas ✔️ (EN EDICIÓN)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang