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Faltaban solo unas horas para la última prueba y Harry no podía estar más nervioso. Ni siquiera comió el pedazo de tarta de melaza que Ron le había ofrecido en el desayuno.

Toda la escuela estaba tan emocionada, los alumnos tanto los de séptimo año como los de primero parecían que estaban en las nubes con ambos campeones de Hogwarts en la cima de puntos del torneo; el Gran Comedor estaba lleno de ruido, unos con colores de Hufflepuff, otros con lo de Gryffindor, además de ellos sólo ciertos chicos de Beauxbatons estaban celebrando pero incluso de una manera bastante elegante; los de Durmstrang estaban bastantes serios, tanto que por su expresión parecen estar enojados, pero al parecer pueda ser cosa de la escuela o de donde viven, Karkaroff siempre esta así.

Las clases del día anterior fueron algo pesadas o así lo sintió Harry al estar pensando en el torneo y en el señor Crouch y lo que pasó en la oficina de Dumbledore viendo esos recuerdos del Pensadero, o como sea que lo nombró el director. Y al estar tan distraído, Snape no perdió la oportunidad en castigarlo por la siguiente semana, afortunadamente Draco se ofreció para ayudarlo y Snape no dijo nada, tal vez por el hecho de que el rubio es su ahijado.

Sirius ya no le ha mandado cartas, esa es otra cosa que está en su mente, pero de seguro está bien, sino Dumbledore ya le hubiera dicho algo, ese señor siempre se entera de todo.

Y Dobby estaba muy feliz, cada vez que Ron había pedido algo como pastel en su cama Dobby aparecía y no paraba de hablar de lo emocionado que estaba de que Harry Potter llegará la final del torneo vivo.

—Ya para por favor—dijo Ron.

Hermione negó.

—Hay algo que esconde esa mujer.

El pelirrojo rodó los ojos y siguió comiendo un poco del pollo frito que había en su plato.

Harry los miraba sin decir nada, no quería decir nada, bueno, solamente si es con Draco, él siempre lo escucha, puede hablar y no gustarle la opinión del rubio pero le gusta que lo escuche atento sin verlo preocupado a veces como Ron y Hermione.

Y como si lo hubiera invocado, alguien besó su mejilla.

Harry volteó su cabeza para encontrarse con su novio sonriendo.

Draco se sentó y robó un pedazo de pay de limón que había, no sin antes agarrar un plato y cubierto para comer.

—Snape dijo que el primer día tendremos que limpiar los calderos sin magia—dijo Draco.

El pelinegro rodó los ojos y dejó caer su cabeza en la mesa.

Ron soltó una carcajada.

—Draco, ¿sabes dónde está Theo? —preguntó Hermione.

Draco dio una media sonrisa y alzó sus cejos fingiendo desinterés al mismo tiempo.

—Creo que está rondando por allá.

Hermione hizo una mueca y se levantó.

—Veré si me puede ayudar con la mujer chismosa—dijo agarrando sus libros—, nos vemos luego.

Y se fue del Gran Comedor.

Harry tomó otro trago al jugo de calabaza y volteó a ver a Draco quien seguía comiendo del pay de limón, pero notó algo que pensó nunca ver en su vida.

Tal vez porque estaba muy metido en sus pensamientos que no se dió cuenta de la bufanda amarilla con negro que colgaba.

Harry frunció el ceño y lo miraba.

Draco se dio cuenta de esto y lo miro con una ceja alzada con curiosidad.

—No es que me queje pero, ¿por qué me miras tanto?

Catching FeelingsWhere stories live. Discover now