58.

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El camino a King's Cross fue algo aturdido, si, eso lo definiría, mucha gente los veía. Después de que el propio ministro confirmara el regreso de Voldemort todos sabían o suponían qué familias estaban al servicio de este, siendo la más famosa la familia de Draco por el arresto de su padre. En la mansión parecía que todos compadecían a Draco por la misión que se le fue asignada, incluso su madre, aunque no lo admita, pero había algo en ella que le causaba algo de incertidumbre, conociendo a su madre tal vez este pensando en un segundo plan. Se tuvo que despedir de su madre antes de entrar a la plataforma, cosa que le achico un poco el corazón pero aun así siguió, se encontró con Pansy en el camino para ir al fondo del tren, tenían que dejar las maletas primero con los elfos. Los dos no querían hablar, las cosas parecían haberse tensado un poco en su casa también. Fue hasta que se iban a subir que Draco se le olvidó recoger un libro de su maleta, decidió regresar por ella solo asegurándole a su amiga que regresaría. En el camino, entre tanta gente hablando y viéndolo, se detuvo cuando escucho una voz muy familiar, una voz que hacía que su corazón se acelerara. No quería que lo viera, se la pasó toda la noche llorando sabiendo que Harry no lo abrazaría en el camino a Hogwarts, que todo había cambiado. En general se la pasaba cada dos noches llorando y el otro tiempo de su día acostado en su cama. No es estúpido, sabe que tiene depresión pero parece que no le queda de otra que quedarse acostado que afrontar todo.

—Verá, nos pusimos mi capa invisible y seguimos a Draco Malfoy —escuchó a Harry decir.

Decidió esconderse en un pilar que había y seguir escuchando. ¿lo siguieron? ¿cuándo?

Ding, fue en el callejón Diagon, después de encontrarse en la tienda de túnicas. Apretó sus labios con furia, tristeza, muchos sentimientos.

—¿Tenían algún motivo para hacerlo o sólo querías verlo, Harry? —preguntó el padre de los pelirrojos, podía reconocer su voz.

No iba a mentir, Draco deseaba que fuera la segunda opción.

—Me pareció que Draco tenía algo entre manos —contestó Harry.

Pudo sentir una presión en su pecho que era imposible dejar de sentir. Pudo sentir como un sollozo quería salir de su boca al igual que sus ojos empezaron a sentirse con más agua, no quería verse más vulnerable de lo que ya se veía.

—Dejó a su madre y quise saber por qué —terminó de decir el chico.

—Bueno, lógico, sí —dijo el señor—, ¿seguro que no solamente querías ver a Draco?

—Draco fue a Borgin y Burkes y se puso a intimidar a Borgin, el dueño, para que lo ayudara a arreglar algo. Y también dijo que quería que le guardara algo. Una cosa que, al parecer, es igual a esa que exigía que le arreglara. Como si tuviera una pareja. Y... —respiró hondo— hay otra cosa: vimos a Draco sobresaltarse mucho cuando Madame Malkin intentó tocarle el brazo izquierdo. Creo que le han grabado la Marca Tenebrosa y que ha relevado a su padre como mortífago.

No, no pudo haberse dado cuenta. Se le heló la sangre al pobre chico, se aferró en la pared como si fuera moldeable dañándose las uñas sin darse cuenta. No, no, se repetía.

—Harry, dudo mucho que Quien-tú-sabes permitiera que un chico de dieciséis años...

—¿Están seguros están todos de lo que haría y de lo que no haría Quien-usted-sabe? —repuso Harry, enfadado—. Lo siento, señor Weasley, pero ¿no opina que vale la pena investigarlo? Si Draco quiere que le arreglen algo y si necesita amenazar a Borgin para conseguirlo, debe de ser una cosa tenebrosa o peligrosa, ¿no le parece?

—Lo dudo mucho, Harry —jamás pensó que se sentiría tan agradecido con un Weasley—. Cuando arrestamos a Lucius Malfoy registramos toda su casa y nos llevamos todo lo que pareciera peligroso. No me enorgullece decirlo, peor incluso la habitación de Draco por si habían guardado algo ahí, pero no había nada que indicara eso.

Catching FeelingsWhere stories live. Discover now