59.

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Ver a Snape en la sala de Defensa Contra las Artes Oscuras era algo bastante extraño para todos, incluido Draco, quien ahora después de su primera clase se quedó con él.

—No tenías que atacarlo —dijo Draco a su padrino.

—Estaba enseñando —dijo igual de serio como siempre—. Y te recuerdo que no te debe de importar Potter, ya no más.

—Lo sé —dijo mirando al piso—, sólo digo que no deberías de atacar alumnos, eso todo.

Snape alzó una ceja y volteó a ver su ahijado.

—¿Cómo vas con todo? —preguntó.

Draco se mordió la lengua por unos segundos.

Tenía miedo de matar a Dumbledore, nunca ha matado a nadie, debería de ser fácil, solo se hace, pero no puede ni digerir la idea desde que se le impuso la misión. Con solo pensarlo sentía su estómago revolverse, y sus ojos pesados, como si estuviera a nada de desmayarse. Draco sostuvo su mochila y se encogió de hombros.

—Estoy en eso —dijo de manera simple.

—Debes de apresurarte.

—¡Eso hago! —gritó desesperado, no le insistió, pero detesta escuchar y recordar lo que tiene que hacer—. Ya va a terminar el descanso, voy a pociones —dijo yéndose sin escuchar a Snape, quien le dijo que no le importaba.

Era un camino algo largo debido a que tenía que ir hasta las mazmorras para ir a la clase de pociones. Su horario era bastante cómodo la verdad, le había dicho a Snape que quería ser medimago o sanador, pero sabe que el futuro tiene planes diferentes, o eso piensa; por lo que Snape siendo su jefe de casa, autorizo que fuera a Defensa Contra las Artes Oscuras, Pociones, Transformaciones, Alquimia y Encantamientos. A su favor tenía bastantes horas libres y sus clases terminaban temprano, solo los jueves salía un poco tarde pero nada alarmante, le daba el perfecto tiempo para poder terminar todo, lo del armario fue buena idea, lo sabe, puede que en la sala de menesteres el mismo lugar le ayude, al final, es un mago.

Al bajar las escaleras, vio que había ocho chicos fuera del salón esperando a que se abriera la puerta, tres de ellos eran sus amigos, dos Hufflepuff, un Ravenclaw: Nate y dos Gryffindor a quienes ubicaba muy bien, Dean y Seamus. Llegó al lado de sus amigos mientras estos hablaban y se quedo callado viendo a los demás, los Hufflepuff platicaban entre ellos al igual que los Gryffindor, Nate solo leía el libro asignado una y otra vez y sus amigos platicaban sobre que comerían, Draco no quería hablar después de la plática con su padrino, lo que menos quería era hablar, quería acostarse en su cama y quedarse ahí todo el día olvidando todo lo que tiene que hacer.

—¿Qué dices, Draco? —preguntó Blaise.

Draco alzó una ceja y se encogió de hombros.

—Cómo quieras —dijo.

—No me hizo caso, ¿verdad? —preguntó el moreno.

—Blaise va a pedir cambiarse de dormitorio con nosotros —dijo Theo sonriendo.

—Así Crabbe y Goyle se quedan juntos con Gylden y yo con ustedes.

Draco frunció el ceño y asintió.

—Está bien.

Los tres chicos fingieron no notar su frialdad al contestar y su mirada perdida todo el tiempo, a quien no le importo esto fue a Nate, quien se acercó a los cuatro Slytherin emocionado, pero más hacía Draco ya que lo conocía.

—Hola, ¿emocionados? ¿preocupados? yo no sé como sentirme —dijo el chico con una sonrisa tensa.

Draco rodó los ojos y no contestó, Pansy hizo una mueca al ver al chico alterado y se alejo un poco mientras que Theo, quien ya se encontraba de buen humor después de dormir once horas lo saludó con su mano.

Catching FeelingsOnde histórias criam vida. Descubra agora