28.

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Todo Hogwarts estaba lleno de emoción cuando se enteraron de que se iba a dar el Torneo de los tres magos en el colegio, con el anuncio de la llegada de Durmstrang y Beauxbeautons. Al parecer ni Weasley sabía, y eso que su padre trabajaba en el ministerio. El padre de Draco le dijo apenas cuando se lo dijo el mismo ministro.

En este momento, escuchaba como Crabbe decía que Draco podría persuadir a su padre para que participe en el torneo.

—Ya te dije, animal. No voy a hacer eso, no quiero, y por más que quiera, no se logrará—repitió, agarrando una manzana verde de la mesa y se levantó.

—Pe'o Draco—dijo Goyle con su boca llena de pastel—. No po'emos ejag que un Gyfndou gane.

Draco puso su cara de disgusto y le aventó una servilleta.

—Límpiate primero y no hables con la boca llena—dijo para darse vuelta.

No sabía como en su primer año se junto con ellos casi todos los días. Eran desagradables, sin modales, odiosos. ¿A caso era así también? Se preguntaba en lo que mordía su manzana verde.

Quien sabe donde estaban sus demás amigos, él se había despertado tarde, cosa rara en él, ni él mismo sabía porqué lo hizo, pero había descansado mucho. Últimamente se preguntaba el porqué del viejo trabajo de su padre.

Tenía conocimiento sobre el trabajo anterior de su padre como seguidor de Lord Voldemort; además de que la mayoría decia que su familia era llena de mortifagos, aunque era a sus espaldas, él bien sabía que lo decían pero lo ignoraba, ya que no había duda de que el mago tenebroso regresaría. Pero el que lo haya retomado ese verano le causana mucha duda y miedo. No quería que su padre se metiera a eso, mucho menos su madre.

—Hey, Malfoy.

Diggory lo había sacado de sus pensamientos. Y esto le molestó.

—¿Qué quieres, Diggory? —preguntó de mala gana.

Diggory se encogió de hombros y siguió caminando al lado de él.

—Sólo te vi y quise unirme—dijo.

Draco arrugó su nariz.

—Métete en tus propios asuntos.

Y le dió una mordida a su manzana.

—¿Te gustan las manzanas verdes? —preguntó Diggory señalándo la manzana—. ¿O cualquier manzana?

Draco se detuvo y lo miro de arriba a abajo. Sin duda Diggory era algo más alto que Draco, por lo que tenía que alzar levemente su cabeza para verlo, aunque no era tanto como si uno de segundo le hablara al Hufflepuff.

—Diggory, casi nunca hablas conmigo, y esta vez hasta me haces preguntas raras—dijo con una ceja arriba—. ¿Qué tramas?

Diggory se empezó a reír, confundiendo a Draco.

—¿Qué demonios es tan gracioso?

—Nada—dijo moviendo su mano—. Pero me retaron a decirte esto...

Draco rodó sus ojos. No estaba de humor para una estupida apuesta.

—¿Tus pantalones son del espacio? —preguntó Diggory tratando de no reírse—. Porque tu trasero es de otro mundo.

—¿En serio? —preguntó Draco sonriendo pero sólo porque sentía pena por el chico—. ¿Esa es tu frase para ligar? No se como todos te encuentran atractivo, Diggory.

Diggory soltó una carcajada.

—El propósito era que sonrieras—dijo Cedric—. Lo has hecho, me he ganado cinco galeones.

Catching FeelingsWhere stories live. Discover now