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Difícil no sería la palabra exacta que Draco usaría para definir sus vacaciones. Al momento en el que llego a la mansión Malfoy todos los ojos se pusieron en él, muy pocos preocupados, la mayoría era una mezcla de enojo y decepción. Su madre no lo recogió en la estación por lo que se preocupó, se preocupó más cuando la vio ilesa en la mansión. Fue ahí que lo supo, no habían hecho nada por algo tan simple, la mayoría no actuan como Gryffindors, son astutos, tienen un plan; no torturaron a su madre ni a él en el momento, probablemente sea algo que tengan planeado para que se maten ellos solos sin necesidad que los mortifagos o Voldemort lo hagan, eso lo aterraba más. Pero no tiene a su padre, ya no tiene a Harry al lado de él, tiene a su madre, pero ella no se encuentra bien y lo sabe, solo se tiene a él y él tiene que resolverlo.

La primera semana parecía que no había nada de diferente, solo que Voldemort no apareció y Bellatrix lo mataba con su mirada. Los demás en la mansión siguieron con planes que tenían y trataban de reclutar más mortífagos.

No fue hasta la segunda semana que lo llamaron en el centro de la mansión. Fue un elfo el que le avisó, esta criatura parecía ya haberse acostumbrado a toda la mala energía que abundaba en la mansión. Si, nunca hubo buena energía tomando en consideración como es su padre, pero ahora todo era peor.

Bajando las escaleras tuvo que caminar un poco más entre dos habitaciones llenas de pinturas de la familia Malfoy y paisajes. Al llegar a la habitación que ahora se ve tan grande pero al mismo tiempo tan chica, sintió un escalofrío recorriendo su espalda lentamente al ver a Voldemort sentado en el lugar sin nadie más, sólo él y el monstruo en sus pesadillas.

—Draco— lo llamó—. Acércate, ven.

Y obedeció.

Si quería que el plan que le propuso a Lupin funcionara tendría que obedecer sin importar qué. Aceptar errores que no cometió, cosas que no está obligado a hacer, cosas que no quiere hacer.

—Me he... encontrado en una situación difícil, para ser honesto. Más dificil que vivir en el bosque en cuerpos de diferentes animales— dijo. El rubio no sabía de que hablaba, los ojos rojos de Voldemort parecían perforarle el alma—, ya que, bueno. Estaba tan cerca de averiguar La Profecía, no solo una profecía cualquiera. No. Y como el fiel servidor que fue tu padre, confíe en él en entregarme lo que pedí. Cómo sabrás, fracasó y me decepcionó más que el peor seguidor que tengo.

No sabría explicarlo, pero Draco juraría que el lugar se volvía cada vez más frío conforme Voldemort hablaba.

—Y tú, viviendo acá, pero saliendo con Potter. Sin duda había señales de que la misión fracasaría. Tú y Potter parecen tener un vínculo fuerte entre ustedes, algo que no logro entender qué es.

Amor, pensó Draco.

—Y ahora, no sé. Siento que ese vínculo no es lo mismo, ¿o me equivoco?

Draco tragó saliva antes de decir en voz alta por segunda vez algo que no quería decir en voz alta, porque se volvería cada vez más real y en su mente se niega a aceptarlo.

—No es lo mismo, mi señor— dijo—. Potter y yo hemos dado fin a nuestra relación, cualquier vinculo que había, no existe.

—Qué lástima. Podíamos haberlo aprovechado— dijo sonriendo mostrando sus colmillos—. Ahora, me temo que no estoy seguro en donde está tu lealtad— se levantó y de su túnica negra salió Nagini, la serpiente que pudo ver dos veces hace un año—. Tu madre es leal a tu padre, y él a mi, de ella no me preocupo. Pero tú, no estoy seguro.

—Estoy dispuesto a mostrarle mi lealtad— aseguró el rubio tratando de ocultar el temblor en sus manos al ver que se acercó un poco.

Al final no dejaba de ser un chico de quince años.

Catching FeelingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora