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Todo Hogsemade estaba lleno, parece que este año todos los estudiantes decidieron salir, incluso los que se quedaban a veces estaban ahí. Desafortunadamente, ese día no se podían dar el lujo de pasear por el pequeño pueblo todo el día, ya que Draco les había prometido tanto a su novio como a Hermione que estaría en La Cabeza de Puerco. Un lugar muy antihigiénico. Lo malo es que llegaron tarde, porque trato de convencer a Pansy y Blaise que fueran, pero ellos no querían ir, no le dijeron pero el grupo de cuatro sabían que era por sus padres, seguidores del mago tenebroso. Eso también era un tema en el que Draco tenía una batalla interna, ama a su familia, y sabe que ellos le sirven a ese mago, pero él, es otro asunto; el único libre de eso es Theo, su madre nunca fue partidaria de esa ideología y de su padre no sabe mucho.

Estaban saliendo ya del lugar, Draco ya estaba fuera desde hace un par de minutos al igual que Theo, solo que Draco checaba sus zapatos quejándose del piso pegajoso que estaba ahí.

No hubo mucho que decir en la reunión. Era para ver si todos estaban de acuerdo a que Harry enseñará DCAO ya que las clases de Umbridge no servían para nada. Y Draco estaba muy de acuerdo, el Gryffindor era alguien muy diestro en esa materia, tanto que ni él mismo se daba cuenta de eso. Y al parecer, todos los demás estaban de acuerdo, solo un chico de Hufflepuff que a Draco no le interesaba saber su nombre. Quien más estaba entusiasmada, era Luna, daba saltos cuando todos acordaron entrar a esas clases, solo el chico Goldstein la llegaba a calmar.

De lo único que se quejaba Draco era no saber en que lugar hacerlo, según él, debían ya haber investigado todo, incluso si no se hacía.

—Está empezando a hacer mucho frío—dijo Theo.

—¿Seguro que no están sucios? —preguntó mostrando una suela de su zapato.

El rubio cenizo negó.

—Mmm—dijo incomforme vieno su zapato.

Se escucharon pasos, los dos voltearon y vieron al famoso trio saliendo del lugar. Ron hablaba con Hermione enojado sobre el novio de Ginny, mientras que Harry tenía una mueca pero al ver a Draco sonrió.

—¿No tienes frío? — preguntó Harry.

Draco rodó los ojos.

—No, es un día caluroso.

—El sarcástico soy yo—dijo quejándose pero con una sonrisa.—, entonces, ¿se unirán?

El rubio hizo una mueca sin que Harry se diera cuenta.

—Sabes que no te puedo decir que sí sin estar seguro.

Harry asintió.

—Tampoco es como que sea un buen maestro.

—Si, te irritas facilmente.

El gryffindor le dio un golpe en el estomago que para su sorpresa, si le dolió al rubio.

—Puedo ser un buen profesor.

—Pero si dijiste hace unos segundos que no—se quejaba agarrándoselo el estomago que aún le dolía un poco—, ¿has intentado ser Golpeador?

—¿Serías mi saco de boxeo?

—Paso—siguieron caminando hasta llegar a una banca que se encontraba frente a unos arbustos.

Los dos se sentaron y se quedaron callados por un rato, escuchando de fondo las voces de los demás, los de tercer año se escuchaban muy entusiasmados, viendo Hogsemade y descubriendo nuevas cosas, unos empezaban a mirarse con otros ojos queriendo ser indiscretos pero no lo lograban; tanto Draco como Harry se preguntaron si se veían así en su tercer año, tampoco es como que mucho cambio en esos dos años, bueno, si, hubo muchos cambios, pero el caso es que, ya no se sentían como unos niños de trece años que se reían con sus amigos sin alguna mayor preocupación más que sus amistades, sus notas y lo que comerían en el gran comedor.

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