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En la noche, Harry no pudo dormir, escuchó a Neville llegar más tarde tarareando, pero no lo saludó, no quería hablar, ni pensar, quería dormir pero no podía, incluso uso la capa de su padre para dar un paseo y ver si se cansaba, y a pesar de que esa noche no había nadie revisando los pasillos, eso tampoco le quitó su insomnio.

Después de caminar dos horas en el castillo, le empezó a dar más frío de lo usual, así que decidió entrar otra vez a la Torre de Gryffindor y a su dormitorio, escuchando los ronquidos de Ron, la cama de Seamus estaba vacia, pero el pelinegro no sabía que su compañero estaba durmiendo con Dean quienes tenían las persianas alrededor de su cama cerradas; Neville estaba durmiendo de manera bastante tranquila, ni se había quitado su traje, solo cayó a la cama y se durmió.

Abrió el baúl enfrente de su cama y primero metió los calcetines que Dobby le había regalado, sacó el suéter que le mando Molly el año pasado, ya que antes le quedaba un poco grande, ahora le quedaba medianamente bien, no es que el nuevo le quedara grande, pero tenía que usar también el otro, cuando la sacó, salió un collar y una pulsera. Volteó para ver si ninguno de sus amigos se había despertado, y todos seguían dormidos.

Con cuidado, se acercó para recoger las cosas, y cuando vio el collar de Nimbus y la pulsera de snitch, algo se oprimió en su pecho, las puso en sus manos e inconscientemente sonrió. Se puso el collar, con mucho cuidado como si fuera a romperse con el más minimo toque, encima, se puso el suéter de mavidad y guardó lo demás en el baúl.

Hizo un último intento para dormir, acostándose y cerrando sus ojos, y tal vez durmió, por una o dos horas, no sabe realmente pero cuando abrió sus ojos, sus compañeros seguían dormidos, y los rayos del sol apenas y se asomaban a través de los pequeños espacios de las cortinas. Harry gruñó y se puso sus lentes, sentándose en la cama y tratando de abrir bien los ojos.

Pudo ver que ahora había algo arriba de su baúl, junto con una carta.

Era una pequeña caja de color rojo muy elegante, envuelta en un moño dorado.

Curioso, agarró primero la carta y la abrió.

"Harry Potter:

Primero que nada, te pido una disculpa por ser amigo de Draco desde primer año y no haberte dado un regalo de navidad, sé lo importante que eres para él.

De las tantas veces que me ha hablado de ti, me ha dicho que te gusta la tarta de melaza.

Espero que te guste.

También decoré la caja con los colores de tu casa, mi esposo se preguntó el porqué de esos colores.

En fin, espero que te la hayas pasado esplendido en el baile de Yule.

Espero no ser intrometida ni nada por el estilo, pero Draco no me ha dicho nada de ti en dos cartas, y siempre lo hace.

¿Están peleados?

Sin duda no quiero parecer una de esas señoras que esperan saber todo de su hijo, pero fue terrible recibir sus cartas en segundo año, aunque esta vez ni habla de ti.

Espero que solucionen lo que tengan si es que tienen algo entre ustedes. Si no, pido mil disculpas.

Narcissa Malfoy.

P.D: Dígale a su padrino que se de un baño, que se lo dice su prima"

Harry se sorprendió al leer la carta de la madre de Draco, nunca se la había mandado, ¿ella sabe de Sirius? y... ¿En serio Draco hablaba tanto de él?

Draco.

Merlín, cada vez que se acordaba de él, es decir, casi toda la noche, se sentía culpable por lo que pasó la noche anterior. Ni él sabe que fue lo que le pasó, solamente fue un impulso, un estupido impulso.

Catching FeelingsWhere stories live. Discover now