Lágrimas de diamante

111 15 1
                                    


—Nunca me han gustado las adivinanzas.

El sentimiento de rabia se abrió paso desde mi interior. En aquel momento, Nolan solo me parecía un vampiro presuntuoso que jugaba a pretender ser sabio. Si lo que estaba diciendo era que él tenía las respuestas que yo tanto ansiaba, pero no le concernía a él otorgármelas, me daba igual. Le seguiría culpando a él de todos modos y a cualquiera que no me diera exactamente lo que merecía: la verdad.

Nolan esbozó una pequeña sonrisa antes de responder.

—Ya te gustarán, cuando conozcas sus secretos.

—¿Estás provocándome?

Él no dijo nada y nos sumimos en un nuevo silencio que duró un par de minutos.

—Tus ojos son muy curiosos —recordé la impresión que le habían producido el día anterior—. Según Hesper, cambian según tus emociones. ¿Conoce alguien la conexión de los colores?

—Yo me sé un par, pero no creo que haya personas que estén perdiendo su tiempo en asociar cada color de mis ojos con mi estado de ánimo —me crucé de brazos.

—¿Son solo colores? ¿O es a veces algo más?

Parecía realmente interesado en la pregunta, aunque su actitud seguía siendo tan calmada como siempre. Pero algo me hacía pensar que no eran simplemente cuestiones cotidianas o curiosas, sino que había algo más detrás de todo aquello.

—Por ahora y que yo sepa, solo han sido cambios de colores. ¿Por qué lo pregunta?

—Simple y sana curiosidad —volvió a sonreír y el olor de la mentira llegó hasta mi mismísimo cerebro—. Cuantos más datos conozca de mi alumna, mejor.

—Entonces, ¿qué más quieres saber?

No iba a conseguir las respuestas que quería en aquel momento, de modo que mi mejor opción era llevarme bien con mi profesor y así poder llegar hasta mi segunda prueba antes de que mi mundo se desmoronase. Así Danira podría enseñarme el camino.

Estaba decepcionada aquella noche y puede que por esa razón me fuera tan complicado tratar de mirar con buenos ojos a Nolan, sobre todo después de lo que hizo. Había tenido un magnífico y reparador descanso sin pesadillas... y sin sueños. La bruja no había vuelto a dar señales de vida y empezaba a dudar. Solo había sido un sueño y mi imaginación podría haberlo ideado por mí, al fin y al cabo. Quizás estaba tratando de alcanzar algo inexistente. Pero lo cierto es que el solo hecho de pensar que podría ser cierto me provocaba unas náuseas terribles. Por lo que me obligué a pensar que no estaba loca y que tenía que luchar por mi libertad. Porque quedarme de brazos cruzados y esperar mi destino no me satisfacía para nada. Si iba a aceptar la propuesta de Hesper sería sabiendo que había hecho todo lo posible para cambiar ese final.

Nolan no me hizo más preguntas extrañas ni dignas de mención. Le mostré los poderes con los que contaba y mi control sobre ellos. Mi don hipnótico seguía siendo un completo misterio para ambos.

—¿Y no sabes cuándo activarlo? —inquirió.

—No supe lo que estaba haciendo ayer —aseguré—. No debería haber sido capaz de hipnotizar a Asmord, simplemente... ocurrió.

—Pero debes de seguir ciertos pasos, algo que te ayude a saber lo que estás haciendo —Nolan parecía muy interesado en mis poderes, algo que como mi profesor parecía ser bastante normal.

—Trato de ser lo más cercana posible a mi víctima. El contacto visual creo que es algo muy importante también. Aparte de eso... La verdad es que no sé.

El mundo oculto del Espejo [SILENE #1]Where stories live. Discover now