Primera toma

217 24 4
                                    


Estuvimos bastante tiempo allí fuera, aunque no sabría decir exactamente cuánto. De vez en cuando veíamos la Luna entre las ramas de los árboles. Rápidos flashes de tímida luz blanca. Era una sensación de calma que quería seguir experimentando un poco más. No tenía ninguna prisa por volver a entrar en aquella torre de barro que llamaban Academia, no mientras Asmord estuviera por allí. Aquel vampiro no me gustaba. Se creía superior a todo el mundo y no tenía empatía por nadie. No comprendía que pudiera estar asustada, lejos de mi hogar.

Un sonido extraño inundó el espacio en el que nos encontrábamos. Ámarok me miró. El ruido procedía de mi estómago. ¿Desde cuándo no comía? Era normal que tuviera hambre. Aunque, considerando mis opciones... Me imaginé a un pobre conejo suplicando por su vida en mi mente. Un escalofrío recorrió mi cuerpo desde la cabeza hasta la punta de los dedos de los pies. No, no podía. Prefería morirme de hambre o alimentarme a base de plantas cocidas. ¿Pero dónde se había visto un vampiro vegetariano? Era absurdo, necesitábamos la sangre para sobrevivir, lo sentía en mis propios genes.

Quizás deberíamos entrar —se aventuró a decir el lobo—. Puede que encontremos algo que puedas comer en la cocina. Una de esas bolsas que...

De repente, dejé de prestar atención a las palabras del lobo. No porque me disgustara probar una de esas bolsas, cosa que no me hacía mucha gracia, sino porque había escuchado algo. Había alguien más en aquel bosque, en alguna parte. Mis sentidos se habían agudizado, era cierto, pero no estaba entrenada para utilizarlos. Sabía que había escuchado a alguien, estaba allí, en alguna parte... ¿Pero dónde?

¿Silene?

Levanté una mano, indicándole al lobo que debía permanecer en silencio. Se suponía que allí estábamos a salvo, que nadie nos atacaría en el Espejo, pero las palabras de Schatt no se me iban de la cabeza. Esas peleas en las que los vampiros se involucraban por aburrimiento, para medir sus fuerzas... ¿Podría acabar en mitad de una si no me andaba con cuidado?

No se escuchaba nada, pero la sensación de que había alguien por los alrededores no se desvanecía. Y si debía fiarme de algo, era de mi instinto. Ámarok permanecía con las orejas en alto y actitud precavida. Tampoco escuchaba nada fuera de lo normal. Todo parecía tranquilo.

—No estoy loca —musité lo más bajo que pude.

No dejaba de dar vueltas con la mirada, prestando atención a todo lo que podía abarcar. La suave brisa continuaba haciendo danzar las hojas de lo árboles, algo que me distraía sin quererlo. Podía estar en cualquier sitio, ahí fuera, acechándonos. ¿Por qué no se mostraba? ¿Quién era? Quizás solo fuera Asmord tratando de asustarnos, aunque esa idea podría ser producto de la mente de una chiquilla tratando de relajarse. Mi corazón latía en mi pecho como si se tratara de un tambor. Mi respiración, sin embargo, era bastante pausada. Ni siquiera yo lo entendía. La risa nerviosa burbujeaba en mi garganta al mismo tiempo que las lágrimas pugnaban en mis ojos por salir.

—No, no lo estás.

Me giré tan rápidamente que las hojas caídas a mis pies formaron un ligero remolino. Apenas habían comenzado a asentarse de nuevo cuando el lobo se colocó delante de mí, mostrando sus colmillos a una chica de ojos azules como el mar. Su cabello rojo contrastaba enormemente con su pálida piel. Su cuerpo estaba lleno de curvas y sus muslos, poderosos, estaban al descubierto por un pantalón corto de color marrón. A pesar de que parecía estar jugando con nosotros como si fuéramos su presa, había algo en su mirada que me hizo bajar la guardia. Parecían demasiado dulces para pertenecer a una bestia sedienta de sangre.

—Lo siento, no he podido resistirme —su sonrisa dejó a la vista unos perfectos dientes blancos, pero sin colmillos de gran tamaño—. Hacía mucho que no pasaban novatos por aquí. Casi desde que llegué yo, en realidad.

El mundo oculto del Espejo [SILENE #1]Where stories live. Discover now