Liberación

164 19 1
                                    


Podría haber aparentado normalidad, limpiarme los restos de sangre de la boca y caminar tranquilamente hasta mi habitación. Sin embargo, las palabras brotaron de mis labios antes de que pudiera detenerlas.

—Es de Asmord.

Ya que había dicho la verdad, quise saber cómo se tomaría Hesper aquella noticia. No pareció sorprenderse mucho y eso me sorprendió a mí. ¿Acaso ya se lo esperaba? Quizás el vampiro más poderoso de todos podía saber a quién pertenecía la sangre que olía.

—Vamos, ven conmigo.

No era una respuesta normal, pero, claro, la situación tampoco lo era. Había mordido a mi profesor y había disfrutado como nunca lo había hecho. De solo recordarlo mi cuerpo se estremecía. Mientras bebía de él, habría jurado que una fiebre extraña me había poseído. El calor que había inundado mi cuerpo también había sido extraño.

Seguí a Hesper hasta su morada: la planta más baja de la Academia. El camino fue en completo silencio y con mucha tensión, al menos por mi parte. Me pregunté si querría hablar conmigo a solas, si habría quebrantado alguna norma que desconociera del Espejo. Estaba segura de que me había pasado de la raya. Pero no había sido mi intención, yo solo...

—Siéntate.

Su voz casi me hizo dar un brinco. Sin percatarme, nos habíamos detenido en la sala donde se encontraban aquellos tronos imponentes. El rey vampiro señalaba las rocas donde ya nos habíamos acomodado una vez. Avancé hasta ellas y me senté, aunque no era lo que realmente quería. Tenía los nervios a flor de piel. Lo último que necesitaba era quedarme quieta en un lugar. No obstante, por respeto a aquel poderoso vampiro, acaté su petición. Sus ojos estaban clavados en mí, aunque no directamente en los míos. Era un poco más abajo, como si...

Sentí sus dedos en mi labio inferior antes de poder darme cuenta de que se había movido. Mi movimiento hacia atrás fue involuntario debido al susto. Y cuando lo hice, cuando incliné mi cabeza, pude ver sus dedos manchados con sangre ya casi reseca. Llevé mi mano hasta mi boca. Ni siquiera había pensado en limpiármela. Mi aspecto debía de ser horrible.

—Lo siento —musité, pasándome la mano compulsivamente por los labios, raspando para quitar la sangre.

Hesper me agarró por la muñeca y mi mundo comenzó a desvanecerse. Un instante después, nos encontrábamos en su habitación. Mis ojos se desviaron hacia el baño.

—Adelante —me animó.

Resistiendo mis ganas de echar a correr, caminé hacia la puerta y utilicé el agua para lavar bien mi boca y el resto de mi cara. Me sentía sucia y muy culpable, aunque no sabía exactamente cómo me afectaba lo que había hecho. Noté un ligero temblor en mi mano derecha, algo que solucioné enseguida. Afrontaría las consecuencias de mis actos.

Tras respirar varias veces, salí del baño. Hesper se encontraba sentado en su cama. Cuando sintió mi presencia, giró su cabeza para mirarme. No parecía realmente molesto, sino, más bien, cansado. ¿Estaría pasando por un mal momento? Seguro que haber estado atrapado durante años y saber que no iba a poder salir nunca le había afectado... como a mí.

—¿Te apetece sentarte conmigo? —preguntó, dejando caer su mano sobre la cama.

—Preferiría conocer mi situación ahora mismo —frunció el ceño—. ¿En qué lío me he metido?

Su suave risa me sorprendió o, más bien, me extrañó. Si podía tomárselo con humor, quizás no era tan grave como había temido en un principio, ¿no? Me encontraba absolutamente perdida en aquellos momentos, pero Hesper conseguía transmitirme una sensación de tranquilidad. ¿Les pasaría lo mismo a los demás?

El mundo oculto del Espejo [SILENE #1]Where stories live. Discover now