Asskiv

200 21 0
                                    


¡Lo prometido es deuda! Primer fin de semana; primer capítulo actualizado de "Silene I: El mundo oculto del Espejo". Espero que os guste.


Ámarok pudo marcharse, gruñendo y mostrando los dientes a Asmord por lo que había hecho, pero yo no volví a concentrarme. Mi mente vagaba entre muchos recuerdos, sobre todo en lo que Kinn me había contado sobre mi profesor. Para ella no era nada preocupante, desde luego. No tenía que lidiar con él. Sin embargo, agradecía mucho lo que me había mostrado, cosas que no muchos habrían tenido el valor de contarme.

«—Siento no poder darte más información hoy, pero quizás me pueda enterar de algo más esta noche.»

La voz de la vampiresa inundó mi cabeza por un instante, recordando el último momento que había disfrutado de su compañía. Me había parecido inquieta, pero solemne. Como si cargara con un enorme peso sobre sus hombros.

«—¿Esta noche? ¿Por qué esta noche?

—Como vampiresa del Espejo tengo deberes, Kaiserin —sonrió muy ligeramente—. No te preocupes por mí. Estaré bien. No me esperes hoy.»

Kinn tenía algo que hacer, algo que a mí me producía muchísima curiosidad. No me había visto con la suficiente confianza como para preguntarle y tampoco me había parecido que ella quisiera hablar del tema. Lo mejor, por tanto, era dejarlo estar, por el momento.

—No estás prestando atención.

Asmord se encontraba delante de mí con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Estaba molesto, no había que ser un genio para darse cuenta.

—Ya te he dicho que no tengo la menor intención de aprender a cazar —tercié.

—¿Y cómo piensas alimentarte? ¿Quieres depender de otros toda tu vida? No es ese el espíritu de un vampiro.

—¿Quién decide cuál es el espíritu de un vampiro? —alcé la cabeza, orgullosa.

El vampiro esbozó una sonrisa, una peligrosa, para nada reconfortante. Reprimí un escalofrío y apreté los dientes. No estaba acostumbrada a tantas emociones, a que los demás sintieran y lo demostraran. Asmord era, sin duda, el que más me aterraba en ese sentido.

—Cazar no es solo para animales —sus ojos volvieron a chispear—. También es acechar, es atrapar a cualquier otro ser. A una amenaza, por ejemplo.

—No diría que me haya hecho falta saber hacerlo hace unos momentos con ese vampiro.

—Eso ha sido un estropicio. Podrías haber actuado con más calma, con más sigilo. Habría acabado inmovilizado en el suelo mucho antes. Te falta gracilidad y belleza en tus movimientos. Corres como si fueras un saco de carne tambaleante.

Bufé, cansada de sus insultos y de que me considerara poco menos que una hormiga. Había mantenido bajo control a un vampiro que me superaba en instrucción y no parecía haberle sorprendido demasiado.

—¿Sabes lo que ocurre cuando un vampiro muerde? Da igual que sea animal o persona.

Sacudí la cabeza de un lado a otro, haciéndole saber, con eso, que no lo sabía. Obviamente había muchas cosas que necesitaba comprender de mí, de la criatura en la que me estaba convirtiendo. Y sería una necia si no aceptara los conocimientos que un vampiro más antiguo que yo (no sabía cuánto) estaba obligado a darme.

—Tus sentimientos de ese momento se transmiten al otro ser a través de tus colmillos —me informó, dando un paso hacia mí—. Creemos que es debido a una sustancia que desprenden nuestros incisivos en el mordisco. Son, por así decirlo, una especie de hormonas.

El mundo oculto del Espejo [SILENE #1]Where stories live. Discover now