Tigres

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Deberías descansar un poco más, es pleno día.

Ámarok no había parado de decirme cosas del mismo estilo desde que me había despertado sobresaltada aquella mañana. Sí, mañana, porque según el reloj de mi mesilla que Kinn se encargaba de mantener con vida eran casi las doce del mediodía. No obstante, a juzgar por cómo me sentía y mis renovadas energías, deduje que había pasado más de un día durmiendo.

—Mañana habrá Luna llena —dije mientras me cambiaba de ropa—. Mi única oportunidad es hoy antes de que Hesper me acorrale, ¿entiendes? Con la luz del sol tengo ventaja. No habrá nadie despierto a estas horas, la Academia es completamente para nosotros ahora mismo. Y para llegar a la biblioteca, donde esa bruja me dijo que está la entrada secreta, no necesito salir. ¡Es perfecto!

Esto es una locura —gruñó en un tono bajo—. Sabes que voy contigo, ¿verdad?

—Aunque quisiera impedírtelo, no puedo —apreté los dientes—. Danira me dejó muy claro que tenías que acompañarme. Aunque no sé por qué.

Quizás por las trampas que vas a tener que sortear. Ella misma te advirtió, ¿no? Puso cosas de bruja en el camino por si acaso Hesper o alguno de los suyos daba con su escondite.

—La única forma de que no lo hayan descubierto en todos estos años es que esté oculto con magia y, tal y como ella dijo, vaya a abrirlo para mí.

¿No deberías llevar armas?

—No sé utilizarlas, de todos modos —sonreí—. Tengo que bajar para tomar algo de sangre antes de marcharnos. Espérame aquí.

El lobo me miró con cara de pocos amigos y supe que la idea de que me fuera a ir sin él había cruzado por su peluda cabeza. De modo que me acerqué a él y me incliné ligeramente para conectar sus ojos con los míos.

—No pienso abandonarte de esa forma, Ámarok —le dije lo más seriamente que pude—. Jamás me lo perdonarías, igual que yo tampoco a ti si fuera a la inversa. Estamos juntos en esto, en todo, ¿de acuerdo?

Un poco más tranquilo, el lobo aceptó quedarse en la habitación mientras yo me deslizaba sigilosamente hacia la cocina para alimentarme antes de comprobar si realmente tenía otra salida que no fuera la de convertirme en reina y perder mi libertad. Eso era algo que no quería ni contemplar en aquellos momentos, pero que haría sin dudar por Hesper y por los vampiros del Espejo.

La Academia estaba realmente silenciosa. No se escuchaba ni el más mínimo sonido y aquello me resultaba espeluznante. Miraba alrededor absolutamente nerviosa, comprobando a cada instante que nadie me seguía, que no había ningún vampiro despierto. Llegué a la cocina sin el más mínimo problema y tomé una de las bolsas para reponer fuerzas antes de sumergirme en aquella descabellada misión. Si se lo hubiera contado a Nolan, a Kinn o incluso a Hesper, me hubieran tomado por loca. Y quizás sí que lo estaba. Pero tenía que intentarlo.

Cuando terminé, subí de nuevo las escaleras de camino a mi habitación. Cuando por fin pasé a la planta correcta, unos susurros provocaron que el corazón me diera un vuelco en el pecho. Había alguien allí. Pegué mi cuerpo a la pared todo lo que pude y controlé mi respiración. ¿Quién podía estar despierto a aquellas horas? ¿Me habían descubierto? Analicé mi presencia en aquella situación y supe que podría explicarlo fácilmente diciendo que tenía sed, que estaba todavía cansada y que estaba regresando a mi habitación para dormir hasta que se ocultara el sol. No debería tener ningún problema.

Pero cuando tuve toda la historia bien montada, me di cuenta de que las voces eran femeninas, ambas, y que provenían de una de las habitaciones. Con el ceño fruncido, me acerqué solo un poco más, lo justo para confirmar que se trataba de las dos elfas.

El mundo oculto del Espejo [SILENE #1]Where stories live. Discover now