El diario

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¡Lo prometido es deuda! Aquí está el siguiente capítulo de esta novela. Y, además, ¡¡os dejo arriba el booktrailer!! Espero que lo disfrutéis.


¿Había escuchado bien? ¿Asmord era el jefe de un escuadrón asesino? La verdad era que no me sorprendía demasiado ese hecho en sí, sino que entre los vampiros existiera algo como aquello. Aunque, pensándolo mejor, todos los ejércitos tenían sus medios para la guerra. A pesar del puesto de trabajo de mi madre, no estaba demasiado enterada de las facciones que había.

—No parece haberte afectado demasiado —puntuó Kinn.

Sin querer sacar a relucir el tema de mi madre, su trabajo y cómo había sido mi infancia, respondí con algo igualmente coherente.

—Si Asmord tuviera que pertenecer a algún sitio, sería ahí —me encogí de hombros—. ¿No me irás a decir que no parece un tanto siniestro?

—Lo cierto es que sí.

Permanecimos allí un rato más, mirando el cielo, antes de poner rumbo a la Academia.

—¿Cómo llevas las bolsas de sangre?

Pensé en mentirle, pero era una pérdida de tiempo. Con solo echar in vistazo a mi cara sabría que estaba mintiendo.

—Mal —Kinn entró en la cocina y sujetó la puerta para que yo pasara—. Mejor que la primera vez, desde luego, porque al menos consigo dar cuatro o cinco tragos antes de que me sobrevengan las arcadas, pero...

—No es suficiente —comprendió mientras pasábamos al salón—. ¿Sabes? Hay otra forma de...

Un ruido interrumpió a la vampira. Se trataba de un portazo en la puerta de atrás, la que daba al exterior. Alguien la había abierto con una fuerza exagerada, haciéndola chocar contra la pared. Aquellos ojos dorados volvieron a encontrarse con los míos.

—Vaya, qué oportuno —Kinn puso los brazos en jarras—. ¿Te importaría entrar con más cuidado?

Era su hermano. Aunque yo prefería recordarlo por el incidente con Ámarok. Casi me daban ganas de arrancarle la garganta... Pero no lo haría.

—¿Eso que traes ahí es un jabalí?

Las palabras de la vampira me hicieron mirar un poco más abajo, hacia las manos del chico. Efectivamente, cargaba con un jabalí, uno de tamaño medio. Estaba muerto, así que seguramente lo habría traído para cocinarlo, tal y como Schatt me había indicado.

En lugar de responder, el vampiro dejó al jabalí en el poyo de la cocina y cerró la puerta que daba al exterior. Kinn bufó, exasperada.

—Kaiserin, te presento a mi hermano Glad.

—Gladius, si no te importa —el vampiro me miró con desprecio—. Aunque sería mejor si nunca tuvieras que llamarme.

Supuse que Gladius no solía ser muy amable ya de base, pero aquel comportamiento incluso sorprendió a su hermana.

—¿Os conocíais? —me miró a mí aquella vez.

—Levemente —respondí con indiferencia.

—Si me disculpáis, tengo asuntos que atender.

El vampiro se disponía a meterle mano a aquel jabalí cuando Kinn lo apuntó amenazadoramente con su dedo índice.

—Gladius Argia no te atrevas a ponerle un dedo encima a ese jabalí.

Bien, ahora ya sabía que su apellido era Argia. Lo que no alcanzaba aún a comprender era por qué Kinn no permitía que diera buena cuenta de la presa que él mismo había cazado para ese fin.

El mundo oculto del Espejo [SILENE #1]Where stories live. Discover now