[➳]☼ Capítulo 15. Tentación en la casa

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16 de Marzo de 1980

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16 de Marzo de 1980.

Manhattan, Nueva York.

Mi cordura estaba siendo tomada por el celo de un omega. Siempre sentí repugnancia y, en ciertas ocasiones, asco. Los fuertes olores que solían provenir de sus feromonas, incrementados durante sus celos. Eran demasiado fuertes, molestos y sin gracia. Pero, este chico, del que todavía desconocía su nombre; su aroma era mínimo, aunque al mismo tiempo, no era suficiente.

Podía saber a qué olía cada parte de él. Esa ropa no era suya, fue prestada porque no traía el mismo aroma que le encontré en la mañana, sus golpes fueron cubiertos con maquillaje caro, el collar era de metal y estaba reforzado con cuero nuevo; todo esto obstruía a que pudiese disfrutar su verdadera esencia.

Olía ese aroma de masa para galletas y flores extravagantes, sus labios sabían a melón, su lengua no era rasposa, sino húmeda y mojada; su piel suave, caliente, como si tuviera fiebre.

Subí al elevador, no había nadie en el lobby, me salvé de tener que explicar a los vecinos porque traía a un chico seminconsciente en brazos. Llamarían a la policía, viendo el llamativo collar que traía y revisando mis antecedentes, creerían que lo había drogado para llevármelo a la cama. Nadie me creería si decía que estaba en celo, su olor no era tan fuerte como el resto de omegas, solo podías saberlo si prestabas debida atención y sabías exactamente qué se suponía que debías identificar. Haciendo mi mejor esfuerzo cargando al chico enredado en mi pecho, con un solo brazo, presioné el botón con el número de mi piso.

Él todavía no se separaba, tenía sus piernas unidas detrás de mi espalda, sus brazos me cubrían por el cuello. Incluso si lo soltaba, no se caería, estaba pegado a mí. "Cómo un koala". Abrí la puerta del departamento, siendo recibido por el alegre coro de ladridos de mis perros, sus patitas me saltaban alrededor y movían sus colas felices de verme. Los saludé, demasiado tarde me di cuenta de que el chico seguía unido a mi pecho, aunque ni Azucena, Criquet o Axel le dieron demasiada importancia.

Cerré la puerta con mi pierna. Fui directo al cuarto. Intenté recostar al chico sobre la cama, pero seguía sin soltarme. Traté de pensar en una forma para liberarme, así que primero subí mis brazos hasta los suyos, deshaciendo su unión detrás de mi cabeza. Él se dejó caer sobre la cama, su cabeza cayó hacia atrás, su cuerpo rebotó al golpear el suave colchón, tenía los ojos cerrados y la boca ligeramente abierta, sus brazos, inertes a su alrededor.

Me puse sobre él, en silencio, podía admirar mejor su rostro. Estaba rojo, el color llegaba hasta su cuello. No se despertaba, así que comenzaría la diversión si no encontraba mucha resistencia por su parte.

Sus labios me recibieron, deslicé mi mano bajo su delgada espalda, moviendo sus caderas hacia arriba. No se apartó ni siquiera se movió, su cuerpo yacía sin fuerza, permitiéndome poner mis manos donde quisiera.

Besos robados en Nueva York  [Omegaverse]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz