[➳] ☾ Capítulo 22. Piel, sangre y sudor

2.3K 309 271
                                    

18 de Marzo de 1980

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

18 de Marzo de 1980. 

Long Island, Nueva York.

A pesar de que no tenía recuperada su fuerza, debido al celo, Ash puso todo su empeño en evitar la ayuda de Blanca o de Yut Lung para apoyarse. Solo permitía que yo me acercara a él, sin soltar mi cintura, sujeto bajo su brazo derecho y con el rostro pegado a mi cuello, justo en el collar de cuero negro grueso. Su respiración daba cosquillas.

Lo permití debido a la situación, apartarlo era una pena, me hacía sentir un poco feliz ver a ese agresivo y prepotente alfa agarrando con fuerza mi ropa. Yut lo notó y me advirtió sobre lo que pasaría esa noche, llamándolo "juegos de adultos".

El gran hombre con cabello largo, que con seguridad podía decir que era el dueño del auto, permanecía en silencio. Sin mirarme ni una sola vez.

Conocía a Ash, si fuera su enemigo habría intentado huir o atacar, a pesar de su estado. No lo hizo, podía confiar en que nos llevara a casa del mafioso. Lo que sucediera o no una vez ahí dependería de mí. Una cosa era indudable, conseguir que me soltara sería imposible y nadie más podría ayudar a guiarlo dentro. Ash negaría la entrada a cualquiera a su departamento, incluso al edificio.

Por fortuna su aroma no me afectaba del todo, percibía sus feromonas, pero solo por la superficie, como una fragancia en botella de cristal. Nunca me han afectado y esta no era la excepción. La única ocasión que había perdido el control de mi cuerpo, fue la noche que bebí aquella droga rara de Lao.

El auto se estacionó, con las ruedas rozando la acera y con la oscuridad tenebrosa fluyendo afuera. Me parecía extraño que los edificios alrededor se mantuvieran en las sombras, salvo los departamentos que teníamos enfrente.

–Esto es lo más lejos que llegaremos –Yut descruzó sus brazos, todavía vestía la hermosa ropa de diseñador brillante y el maquillaje se mantenía impecable sobre su rostro. Dudaba que fuera lo mismo en mi caso, tras correr por todos lados y ser atacado–. Te daré 10 minutos, si no estás de regreso cuando pasen, nos iremos. Tienes libertad de elegir, pero personalmente no diría que no, tienes una buena oportunidad sobre ti.

–Yut, sabes que...

–Toma la decisión de la que no te arrepentirás por la mañana–. Sus palabras me congelaron, golpeando con fuerza mi voluntad; asentí con la cabeza una vez. Me sonrió de vuelta–. Es bueno que entiendas –girándose hacia su acompañante, aferrando su brazo–. Esperaremos aquí, ¿verdad, cariño?

Por primera vez aquel gran hombre, entre los asientos negros del auto, me miró. Aunque fue por un segundo, sus ojos eran para el omega de cabello largo a su lado. Su voz era profunda, cuidando cada palabra y entonación, sin levantar la voz.

–Todo lo que quieras –tomó a mi amigo de la cintura, un toque nada sexual, solo para sentirlo.

Experimenté una punzada de anhelo. "Ojalá todos los alfas, o por lo menos unos cuantos, fuesen como él".

Besos robados en Nueva York  [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora