Capítulo 15: De Javier para Hugo

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Desde el Hospital General de Zona No. 2, Aguascalientes, Ags. 2020.

Creo que, una de las mejores sensaciones del mundo es reírse con alguien y que, a mitad de la risa, te des cuenta de cuánto disfrutas de esa persona. Lo sabía por los siguientes cuatro días que habíamos disfrutado en las playas de Acapulco acompañados de las culturas del estado de Guerrero. Había sido uno de los mejores viajes que jamás he hecho en toda mi vida, y simplemente era porque iba contigo.

El último día decidimos pasarla en grande. Bueno, al menos lo fue para nosotros. Porque mientras caminábamos por la arena y disfrutábamos de los últimos días viendo lo increíble que era el brillo del sol al mezclarse con el océano, volviste a abrirme tu corazón al igual que yo a ti.

No podía llegar a pensar jamás en lo mucho que podía ocultar una persona en su interior hasta que las lágrimas amenazaban con salirse de sus ojos. Pero ambos nos comprendimos respecto a cómo nos sentíamos por dentro y es que, a ti Hugo, a ti te dejé entrar hasta en mi alma.

Y fue ahí en la playa cuando me di cuenta que lo que llevaba buscando por años no lo había encontrado hasta que apareciste tú para robarme el corazón. Yo no quería la típica historia de romance juvenil, esas que incluían al chico malo que se enamora de la o el torpe nerd virgen y terminan estando juntos a pesar de todo. No. Yo quería algo más allá de eso. Claro, no quería algo perfecto, pero quería algo que fuese mutuo y fuera de lo normal.

Cuando te conocí me di cuenta de muchas cosas, y la principal era que, si fueras abismo, yo por ti caería miles de veces al vacío solo si eso significaba tener tu corazón acorde al mío.

Eras el caos cósmico por el que cualquier astronauta quisiera morir.

***

Al llegar el momento de regresar a casa, el trayecto de camino al aeropuerto fue un tanto incómodo y más por las preguntas que mis padres nos hicieron. Al segundo día de haber estado aquí habían decidido que éstas vacaciones iban a ser como si no fueran ellos incluidos en ellas. Se los agradecí, por una parte, pero por otra no por lo que en ese momento había sucedido. Comenzaron a hacer preguntas en bajo volumen para evitar que el conductor del taxi en el que íbamos de camino al aeropuerto escuchase algo. Tú respondiste a la mayoría y el tono de fascinación que tenías me hacía sonreír de vez en cuando. Sí, Hugo. Yo también había pasado los mejores cinco días a tu lado.

***

Al llegar a la casa, volvimos a nuestra rutina normal. Estábamos en mi habitación deshaciendo mi maleta cuando el timbre de la casa sonó desesperadamente. Salimos al balcón de mi habitación y lo que nos encontramos en la puerta principal de la casa nos dejó completamente helado a ambos.

De camino a casa habíamos decidido contarles a mis padres lo que había pasado con tu familia el último día antes del viaje. Los días antes del viaje. Por lo cual, habían decidido que te quedases en nuestra casa un tiempo limitado en lo que arreglabas las cosas con tus padres, pero obviamente en habitaciones diferentes.

Nuestra mirada se encontró y pude reconocer el miedo en tus ojos. Tu papá estaba de pie frente a la puerta hecho una furia.

—¡Hugo Ernesto! —Gritaba con fuerza mientras mi padre evitaba a toda costa que entrase a la casa con los brazos extendidos sobre la puerta.

Me miraste con miedo en los ojos y te echaste a correr hacia el interior de la casa nuevamente, tomando tus maletas sin deshacer y descendiste rápidamente los escalones hasta llegar al piso de abajo. Gritaba tu nombre con fuerza mientras trataba de alcanzarte a pesar de tu gran ligereza de pies al correr.

Hasta que el sol deje de brillar (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora