Capítulo 17: De Javier para Hugo

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Desde el Hospital General de Zona No. 2, Aguascalientes, Ags. 2020.

Los días pasaban y pasaban, y poco a poco comenzamos a formar un grupo pequeño de amigos: Lucía, una chica morena con el cabello chino; Marco, un chico con un estupendo tatuaje en el antebrazo, los ojos de un café claro y cabello negro; Gabriel, un chico rubio, musculoso, bronceado y de ojos cafés; Mariana, una chica de cabello negro, delgada y de piel blanca; Clara, una chica rubia, blanca, con unos ojos acaramelados y un tatuaje fantástico de una rosa en el dorso de la mano. Y, por último, Ari, un chico con unos profundos ojos verdes, y con cabello chino como el tuyo, Hugo, pero en color negro y de tez acaramelada. Eran unos buenos tipos, me caían de maravilla. Aunque, de todos ellos, solamente Gabriel, Lucía y Ari eran de mi carrera: los demás iban contigo.

Hacía casi dos meses que habíamos entrado a la universidad y ya habíamos asistido a tres fiestas con ellos en los cuales te pusiste hasta el tope de alcohol: simplemente te divertiste.

Aunque también recuerdo que el primer día que comenzaste a hablar con Gabriel no se tragaban ni en pintura, ¿recuerdas la forma en la que te llamó «culero» frente a todos en la primera fiesta donde lo conociste y te incitaron a una pelea? Aún me río por los moratones que tenías en toda la cara y las magulladuras en los nudillos de las manos porque, cuando estábamos en mi casa tratando de curar las heridas, te quejabas como un crío al que se le quita una paleta en la calle.

Eras increíble, Hugo.

¿Pero sabes qué me daba más risa? El motivo de la pelea, Hugo. Me pareció una bobada que te peleases solo porque no habían estado de acuerdo en un debate sobre el aborto, lo cual era y es un tema un poco tabú en este siglo, y trataste de defender tu postura.

Tiempo después comenzaron a ser amigos en un pestañear de ojos, es más, creo que a fecha de hoy se ríen por lo absurdo que fue su encuentro. Me recordó un poco al nuestro, porque tú eras de los que hacían bobería y media en el instituto y la mayoría de esas bobadas eran hacia mí. Lo sabía porque soy de esas personas que acostumbran escuchar lo que les rodea para saber cómo sobrevivir y afrontar el peligro cuando se avecina.

Aunque admito que no fue solamente eso lo que me dio gracia el día que estábamos sanando tus heridas físicas, sino la forma en la que comenzaste a actuar la escena frente a mí mientras yo estaba sentado en la silla giratoria de mi escritorio y te lanzabas a la cama con dramatismo para hacerte ver como el machote de la pelea. Fue una de las pocas veces en las que, ya fuese contigo o con alguien más, de verdad me reí.

Pero también lo que me gustó de ese día no era simplemente el hecho de que me estabas haciendo reír, sino que hubo un momento en el que los dos nos pusimos serios con una de esas canciones relajantes para liberar el alma que encuentras en YouTube en la que se escuchaba una hermosa canción de guitarra, jurándote que la había escuchado en algún lado. Creo que era, si mal no recuerdo, en la película de Juego de Gemelas.

Creo que sí.

Tu favorita.

Estabas sentado con la espalda encorvada en el borde del colchón de mi cama mirando fijamente hacia la ventana que estaba frente a ti, detrás de mí. El mismo lugar donde estaba mi telescopio que conforme pasaban los días comenzó a formar parte de nuestra historia también, así como mi portátil y la cama en la que, por las noches, respiraba los restos del aroma de tu cuerpo que se quedaban impregnados en las cobijas.

Hubo momentos en los que acostumbrábamos a poner algunas BSO de varias películas al azar para imaginarnos cómo sería nuestra historia en una película, aunque en la vida real. Porque lo nuestro no era algo pasajero que tuviese una duración de a lo mucho ciento noventa y pico minutos, no. Lo nuestro era, y será por siempre, una de esas películas que no tienen final; que por más películas que se hagan jamás se terminará de contar lo que de verdad gustaba. Lo que más denotaba de lo nuestro. Eras mi cinta favorita, cada minuto me sorprendías más y más con tu imagen y tus diálogos.

Hasta que el sol deje de brillar (TERMINADA)Where stories live. Discover now