Capítulo 26: Actualidad

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Hoy. 2021. Desde Aguascalientes, Aguascalientes. Actualidad.

El vapor del té salía hacia arriba por el borde de mi taza a la mañana siguiente, a pesar del fuerte calor que estaba haciendo en casa a esa hora. No podía decir que odiaba los días de verano, porque eran los mejores en todo el año, pero lo que no me gustaba de esta temporada era que, sin importar lo que hicieses, jamás lograbas quitarte el calor del cuerpo. Además de que los poros se abrían y comenzabas a sudar como si de tu interior saliera todo el Océano Pacífico.

Pero esa mañana algo pasaba; hacía un calor insoportable que parecía que estábamos dentro de un asador en mitad del desierto. Y más cuando llevabas puesta una camiseta de manga larga para ocultar las marcas en tus brazos para no preocupar a tu madre por algo que no volverá a suceder, como yo ahora mismo.

Miro con el ceño fruncido mi taza de té y después a mi madre.

—¿Qué? —Inquirió por mi mirada insistente—. Cuando eras pequeño te tomabas el té hirviendo en los días de calor, ¿no lo recuerdas?

Recordar es lo último que quiero hacer, madre, pienso.

Hago de tripas corazón y, con la mano temblorosa, tomo el mango de la taza y me la acerco a los labios lentamente preparándome para el ardor que se instalará en ellos en cuanto el agua hirviendo haga contacto con mi piel. Doy un respingo cuando siento el escozor de lo caliente del té y lo aparto de mí.

—¿Tienes planes para hoy, hijo?

Hago una mueca como si estuviera pensando en realidad si es que tengo algo que hacer hoy a parte de lamentarme la existencia. Después sonrío y niego con la cabeza mientras parpadeo varias veces seguidas.

—No, creo que no.

—¿No visitarás a Hugo hoy?

De hecho, mamá, era lo que tenía pensado hacer, pero en lugar de decirle eso solamente aprieto los labios y trago saliva con dificultad. El té me escoció ahí por donde pasó, dejando rastro de su presencia en mi garganta.

—Ayer fui —confieso. Deja de intentar arrancar un pedazo de bistec con los cubiertos y me mira confundida.

—Pensé que habías ido a comprar ropa al centro.

—Mentí.

—Ya veo. ¿Lo viste? —Enarca las cejas y bebe de su vaso de zumo de naranja. Frunzo el ceño cuando me doy cuenta de la injusticia que ha hecho contra mí al servirme té a mí y ella zumo.

—¿De dónde sacaste ese jugo?

—Estaba en el refrigerador, ¿querías?

Niego con la cabeza tratando de centrar mi mente nuevamente en el tema. Inhalo profundo y después exhalo todo el aire que había contenido en mis pulmones junto con el que acababa de inhalar.

—No. Sus padres estaban ahí.

—¿Enserio? Qué raro, nunca van los lunes.

—Ya, pero quería verle y no pude, Sandra me advirtió que estaban ahí y no quería volver a tener otro encontronazo con ellos. Después del que tuvieron con Ari...

Arquea una ceja.

—¿Ari? ¿Estuvo adentro contigo? —Asiento—. ¿Y qué pasó?

Suspiro.

—Estaba platicando con él, entraron los padres de Hugo y el señor se volvió una fiera como siempre, ya sabes —pone los ojos en blanco—. El caso es que Ari le dijo que quizá el karma por ser homofóbico y tratarme mal se las estaba cobrando al tener a su hijo ahí... Fue cruel, pero, aunque no quiera admitirlo, mamá, es la primera vez que veo que alguien le da en una fibra sensible al viejo.

Hasta que el sol deje de brillar (TERMINADA)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang