Capítulo 10: De Javier para Hugo

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Desde el Hospital General de Zona No. 2, Aguascalientes, Ags. 2020.

No había verano perfecto si Hungry Eyes de Eric Carmen no sonaba en el estéreo del coche de tu papá, Hugo. Habíamos pasado prácticamente las veinticuatro horas del día juntos, a escondidas de tus padres. No entendía por qué no podíamos ser quienes éramos frente a ellos. Pero aun así lo comprendía.

Íbamos de camino a Calvillo. Le habías dicho a tus padres que nos iríamos todos los del salón de la preparatoria de viaje poniendo de excusa la graduación. Pero lo cierto es que solamente éramos nosotros dos.

Cuando te detuviste en una gasolinera a las afueras de Aguascalientes, aproveché el momento para preguntarte lo que aún no entendía de ti. No sabía qué era lo que había en tu corazón que te hacía sentirte mal.

Te recargaste en el respaldo del asiento y me miraste.

—¿Es tu papá?

Frunciste el ceño, confundido.

—¿Qué?

—¿Es por tu papá por lo que lloraste ese día en la avenida?

No dijiste nada, pero tú silencio me bastó para saber que había acertado justo en el clavo. Me llevé una mano a la cabeza y me rasqué.

—Hace tiempo que estoy peleado con él...

—¿Por? —Bajé el volumen de la música del estéreo.

Tragaste saliva y por la expresión que pusiste supuse que te fue complicado hacerlo.

—Es homofóbico. Cuando le dije que era gay, me dio una golpiza frente a mi madre. Ella no hizo nada al respecto, simplemente me miró con una expresión de asco mientras mi papá me golpeaba. Fue horrible. Desde ese día no hace nada más que recordarme que lo he defraudado y que soy un asco de persona —las lágrimas se arremolinaron en tus ojos y parpadeaste para evitar que se salieran. Tomaste aire y te aclaraste la garganta, continuando—: El día que salimos con Miguel y los chicos, había discutido con él. Y fue por culpa de mi madre. Me habían visto platicar con un amigo de mi infancia que vive cerca de mi casa y lo malinterpretó. Le contó a mi papá su propia versión y él me amenazó con correrme de la casa y desconocerme como su hijo si llegaba a llevarle un novio a la casa. Por eso no te los he presentado, Javier. No quiero que te haga nada.

Puse una mano sobre tu hombro y te limpiaste de inmediato la primera lágrima que salió de tus ojos.

—Hugo, vales mucho como persona. Y si tus padres no quieren ver que ser quién eres en realidad es lo que te hace feliz, pues ni modo. La vida o es una cosa o es otra. Y si tú eres gay y eres feliz, es lo único que les tiene que importar. No permitas que nada ni nadie te quite tu oportunidad de ser feliz.

Tus ojos estaban rojos, por tus mejillas se deslizaban varias lágrimas que no te molestaste en limpiar. Había acertado en el punto débil y comenzaba a arrepentirme un poco por haberlo hecho. Me desabroché el cinturón de seguridad, me estiré por encima del asiento hacia ti, te rodeé con un brazo por el cuello pegando mi frente en tu hombro. Recargaste tu cabeza en la mía, me tomaste del brazo apretándome.

—Te quiero.

Tu voz era ronca, casi un susurro. Me despegué de tu piel y sonreí.

Le pagaste al vendedor lo de la gasolina y volviste a encender el Vento. La música comenzó a retumbar en las bocinas y pisaste el acelerador, poniendo la direccional para incorporarte a la carretera. El aire que entraba por la ventana mecía tus rizos con rapidez. Movías la cabeza al compás de Ride de Twenty One Pilots mientras de tus labios emanaba la letra de la canción.

Hasta que el sol deje de brillar (TERMINADA)Место, где живут истории. Откройте их для себя